En el contexto actual, ser au pair se ha convertido en una opción recurrente para muchas jóvenes españolas que desean mejorar un idioma y buscar oportunidades laborales y académicas en otros países. Se trata de una buena fórmula para tomar contacto de cara a una estancia más prolongada sin correr excesivos riegos económicos.
En el año electoral más convulso de los últimos hasta la fecha, los españoles que residen en el extranjero se plantean cómo ejercer su derecho a voto en las diferentes convocatorias electorales del 2015. La escasa información que ofrecen las fuentes oficiales del Estado sobre plazos y requisitos que se deben cumplir, convierten votar en una auténtica pista americana donde la mayoría quedan atascados antes de poder ejercer su derecho fundamental.
Estamos viviendo un momento histórico. Poco a poco empezamos a enterarnos de lo se ha estado cociendo a nuestras espaldas; de repente aparecen nuevas caras, nuevas ideas. Como bien plateaba el periodista Javier Gallego en un artículo para eldiario.es, este puede ser «el año de nuestras vidas». El futuro no deja de ser incierto, pero al menos se presenta más apasionante después de muchos años en los que todo parecía estancado y adormecido.
Volver resulta complicado cuando la primera opción es escapar; huir de un país en el que día tras día se suceden escándalos que desbordan los posibles adjetivos con los que calificar un espectáculo de tal grado de ignominia, bochorno y vergüenza. Volver para encontrar un horizonte plagado de precariedad, temporalidad e incertidumbre no es el mejor de los planes para aquellos que buscan un proyecto de vida.
Tiempo ha, cuando los hombres atravesaban el mundo a pie o a caballo en naves, el viaje los iba acostumbrando a los cambios. Las imágenes de la tierra se desplazaban despacio ante sus ojos, el escenario del mundo apenas giraba. El viaje duraba semanas, meses. El hombre tenía tiempo para familiarizarse con ambientes diferentes, con nuevos paisajes y el clima.
«He leído y acepto los términos y condiciones de uso». Hacemos clic de forma habitual en esta opción cada vez que aceptamos un servicio o usamos una aplicación. Sin embargo, la mayoría de nosotros pecamos de vagancia y no leemos más del primer punto, asumiendo una larga lista de compromisos que comprometen nuestra privacidad y seguridad en Internet.
Privatización de servicios públicos, riesgos medioambientales, derechos laborales, control de alimentos, precios de fármacos, libertad digital, protección de la vida privada... ningún campo de interés general quedará fuera del conocido como Tratado de Libre Comercio (TLC). Sin embargo, poco conocemos sobre este acuerdo a gran escala que negocian Estados Unidos y la Unión Europea.
Las televisiones autonómicas han sido tachadas de innecesarias y de despilfarrar el dinero público por los mismos que las han politizado y desprestigiado.
Las elevadas cifras de imputaciones por corrupción, así como lo mediático de las mismas, han incrementado entre los españoles la creencia de que se es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Desde su redacción, la reforma de Ley para la Seguridad Ciudadana no ha hecho más que aunar voces críticas que acusan a este anteproyecto de inconstitucional.