Cumpleaños de Cupido
El amor eleva el alma como Cupido elevó a Psique hasta el Olimpo, le dio a probar el ambrosía de la eternidad y puso en su espalda mágicas alas de mariposa; ese efímero animal que desde entonces revolotea en muchos estómagos, con su fugaz vida y estela inmortal. Curiosa metáfora de la infinitud de un instante.
Sería injusto seguir culpando a Walt Disney por la vana idea del amor que agita nuestras mentes, sería un error pensar que la liberación personal nos conduce al apocalipsis relacional y, sobre todo, es de muy necios creer que el amor sólo tiene una razón de ser. Pero vayamos por partes.
Febrero es el mes del amor, del amor romántico, que no es más que un chute místico donde alguien espera ser salvado por otro alguien (la damisela en apuros y el príncipe azul). Tradicionalmente, esta visión ha estado ligada al papel de sumisión de una de las partes, la mujer, siempre a la espera de un salvador que le procure todo lo que por ella misma jamás podría conseguir. Tierno, ¿verdad? Pero los tiempos han cambiado y el poder de autodeterminación femenina, nuestra liberación social y sexual (aún en construcción) ha dibujado un nuevo mapa de relaciones que parece generar algunos problemas. Así que acabas escuchando cosas como que «las relaciones cada vez son más complejas e inestables» o que «ya nadie aguanta a nadie». Y tras una compulsiva fricción de dientes contra la lengua vuelves a reivindicar que el amor no es sacrificio sino elevación, no es lucha sino tolerancia, no consiste en mitades sino en entes completos que comparten y, en especial, tratas de hacer entender que el amor no es un recurso limitado y todas sus formas son igual de válidas.
A quienes fruncen el ceño les invito a echar un vistazo al postulado de «anarquía relacional» de Andie Nordgren, donde se descentra la pareja como lugar o espacio privilegiado. Una voz que promueve el amor libre y espontáneo movido por el simple deseo de conocer, de explorar a otras personas y territorios, con la necesidad de romper un sistema normativo social sacado de fábulas infantiles, antinatural y antihumano. Pues el amor comienza sólo en uno mismo, es una búsqueda desde dentro hacia fuera que acaba formando un mapa relacional donde no existen las jerarquías. Basta ya de preguntar si queremos más a mamá o a papá. Cada relación es diferente e incuantificable, aceptemos que algunas cosas no se pueden medir.
Olvidémonos también de que el amor verdadero sólo existe tras una relación romántico-sexual, pues seriamos ciegos ante la verdad de que esta emoción mágica tiene la capacidad de nacer en cualquier lugar y circunstancia. Porque el amor es un amante, un amigo, un padre y una madre, un hermano, una canción, una palabra, un fotograma, un color, un instante, un susurro, un silencio, un rayo de luz, un olor, un recuerdo, un roce en la piel, un carcajada, una lágrima, la lluvia en la cara, el viento entre el cabello, los sueños bajo la almohada.
El amor eleva el alma de tal forma que me resulta imposible pensar que quede una sola persona con los pies en la tierra.
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Pie de foto:
[Imagen principal]: Carme Alvar (2016).
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Por Elvira Almazán de Blas, 09 feb 2016, en Arte.