Margaret Bourke-White: en un mundo de hombres
HISTORIA

Margaret Bourke-White: en un mundo de hombres

    Que a principios del siglo XX alguien recibiese una educación no sexista era algo, inusual, muy inusual. Margaret Bourke-White se crió como una mujer para el mundo venidero; con la fuerza suficiente para lograr sus sueños y el valor para no dejarse doblegar por los cánones sociales. Fue una de las primeras corresponsales de guerra, la primera mujer en trabajar en la revista LIFE y la única reportera gráfica con permiso parar tomar fotografías en la URSS.

 


    Dicen de ella que fue la primera mujer corresponsal de guerra, pero eso sería ignorar el magnífico trabajo de Gerda Taro en la Guerra Civil española. Y aunque esto la relega al segundo puesto, sí fue pionera en otras facetas.


    Margaret Bourke-White nació en Nueva York en 1904. Su padre creía en la igualdad de sexos y así la educó. En una época de lucha feminista, heredada de los principios revolucionarios franceses, las mujeres luchaban por el sufragio universal, la igualdad jurídica y laboral y el acceso a la enseñanza. A pesar de que Estados Unidos fue un país avanzado en la causa de la mujer, Margaret no supo adaptarse a los cánones sociales que la relegaban, aún, a un segundo plano, lo que le supuso un primer fracaso matrimonial que la devolvió a la Universidad.

 

 

 

 

    Comenzó haciendo fotografías comerciales y arquitectónicas para la Otis Steel Company. Hasta que en 1929 explora el mundo del fotoperiodismo y comienza a trabajar en la revista americana FORTUNE como fotógrafa y editora asociada. Algunos años más tarde, en 1936, se convertiría en la primera fotoperiodista en la plantilla de la revista LIFE. Su primera portada fue una imagen del Fort Peck Dam, que poco después se convertiría en sello postal de los Estados Unidos.


    Durante esta segunda etapa profesional, fue una de los pocos fotógrafos que se interesaron por las víctimas del Dust Bowl, el peor desastre ecológico del siglo XX en Norteamérica: siete años de sequía desde el Golfo de México a Canadá. Algunas de sus instantáneas aparecieron en el álbum There's no place like America today (1975), de Curtis Mayfield.

 

 

 

 

    Pero el gran logro de Bourke-White vino de su viaje a Europa, donde visitó los territorios nazis de Alemania, Austria y Checoslovaquia, y fue el único reportero gráfico con permiso para trabajar en la Unión Soviética durante la invasión alemana. En la mítica Operación Barbarroja (la más grande de la II Guerra Mundial), fue testigo de como Hitler rompía el pacto de no agresión firmado apenas dos años antes con la URSS e invadió sus territorios matando a judíos, funcionarios de estado comunistas y romaníes soviéticos. El Führer había conseguido la mayor extensión de su Imperio quedando a sólo 120 millas del Mar Caspio. Se crearon por toda Rusia ghetos y campos de concentración que posteriormente serían los protagonistas de su libro The living dead of Buchenwald, una muestra visual de los horrores nazis.

 

 

 

    Tal vez sea razonable pensar que tras un período de guerra y destrucción uno se obsesione por la paz. Tal vez fuera este el motivo que la llevó a la India y Pakistán, por un lado fascinada por las acciones no violentas de Gandhi, de quien publico extensos reportajes, por otro, queriendo ser testigo de la independencia Pakistaní.


    Margaret Bourke-White fue una mujer valiente, capaz de sortear todas las barreras para hacerse grande en un mundo de hombres, para hombres. Capaz de sobrevivir en una época de lucha, muerte y destrucción, pero también de logros y nuevas ideas de igualdad y libertad.


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Pies de foto:


[Imagen principal] Oscar Graubner (1934) The photographer Margaret Bourke-White at top the Chrysler Building. New York.


[Segunda imagen] Margaret Bourke-White (1937) The Louisville Flood.

 

[Tercera imagen] Margaret Bourke-White (1945) Buchenwald Prisoners.

[Cuarta imagen] Margaret Bourke-White (1946) Gandhi. India.

 

 

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