Los turcos tienen la culpa
CULTURA

Los turcos tienen la culpa

    Una playa de Sicilia es la consecuencia de una curiosa formación geológica y supone un testimonio de la Historia de la Isolla Bella, un territorio de Italia, bañado por el Mediterráneo y que siempre ha sido un oscuro objeto de deseo para los más poderosos. Quizás ahí esté el origen de su carácter algo caótico.

 


    Sicilia es un desastre, un caos, un pedazo de tierra decadente que flota en el Mediterráneo, pero nadie debería de morir sin vivir en ella, al menos unos días. La Isolla Bella, como la llaman los italianos, no es un destino; sí lo es, si se argumenta que tiene hoteles y está en el catálogo de la agencias, pero requiere más esfuerzo conocerla que otros lares, es menos permeable; por eso unas jornadas allí se sienten más que en otros destinos habituales; el turista puede ser menos turista; vive más su viaje.


    Hay una playa. Nunca había visto una foto del paraje ni había oído hablar de ella. No la incluía la guía del Lonely Planet creo recordar, o a lo mejor sí, tampoco se hacía referencia a ella en las páginas de recomendaciones consultadas, pero ahí estaba. La Scala dei Turchi, traducido al castellano Escalera de los Turcos, solo la descubrirá el que pregunte por ella; mi intención es no dar ni una pista sobre donde está, aunque diré, por si a alguien le sirve, que cuesta trabajo verla desde la carretera, nada más.


    La conocí (la conocimos mi biondina y yo) porque alguien nos contó la historia, que va de piratas. Los corsarios, sin piedad y llegados de la tierra de los otomanos, asediaban los pueblos y aldeas de pescadores sicilianos; los de la ínsula tienen la mala suerte de que todo el mundo se fija en ellos, desde españoles a nazis, en general, todos los grandes conquistadores que hubo antes, durante y después sobre la faz de la tierra. De ahí viene el nombre de la playa, de una mala experiencia. Los feos recuerdos, eso sí, se diluyen en la mente de aquel que pueda solazarse en su arena en estos días en los que los piratas ya no van en barco ni buscan su botín en las costas. Lo mejor es llegar. La scala se llama así porque el acantilado que se asoma al mar tiene forma de escalera; para llegar al agua, es necesario cruzar de un lado a otro sus enormes peldaños; nunca de arriba abajo, es casi una locura.


    La visión es sorprendente tanto en un contrapicado como al contrario y, para hacerla más singular, los escalones de los sanguinarios turcos son blancos, están esculpidos por el paso del tiempo en roca caliza. Para terminar de redondear el círculo de la perfección, está casi vacía. El término municipal al que pertenece, cuyo nombre no desvelaré, es el de un pequeño pueblo que no está demasiado cerca de nada y que no recibe muchos turistas, solo van a la Scala dei Turci los que la conocen de antes y confío en que, como comprobé cuando yo llegué a ella, no sean muchos, aquellos que, en adelante, logren bautizarse en sus aguas.


    Espero que, a pesar de mis pistas sobre este «secreto» y a pesar del Google, la spiaggia continúe como una rara avis en los recorridos por Sicilia y, sobre todo, que la Isolla Bella continúe todo lo virgen y pura que estaba cuando me embelesó, con sus playas de turcos.


_______________

 

 

Pies de foto:

 

[Imagen principal] Giuseppe Bruneto (2011) Familia en la Scala dei Turchi, Sicilia.

Volver al número actual
Comentarios