Afganistán: Gloria y Tragedia
HISTORIA

Afganistán: Gloria y Tragedia

    Los recientes episodios vinculados con el Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL o ISIS) guardan cierta relación con la Guerra Fría, cuando EEUU financió a las milicias yihadistas para combatir al socialismo de Afganistán. Por ello, considero oportuno recordar qué es lo que ocurrió en la primera guerra de EEUU en el citado país.

 

    En el siguiente artículo hablaré de los factores que permiten la llegada de una organización comunista al poder, así como su desarrollo (no excepto de conflictos internos) y la posterior guerra que dará origen a un sistema islámico.

 

      1. Monarquía:

 

    El Jefe de Estado en Afganistán entre 1933 y 1973 es el monarca Mohamed Zahir Shah. Pero la figura clave en este período será la de su primo, el general Mohamed Daud, primer ministro de Afganistán. En los años cincuenta se encargará de la importante tarea de modernizar el ejército, para lo cual, pedirá ayuda a EEUU. No obstante, debido al conflicto que tenía Afganistán con Pakistán (aliada de EEUU) por el control del Pushtunistán, hará que la ayuda le sea denegada. Al igual que ocurrió en el pasado con otras figuras políticas como Fidel Castro o Patrice Lumumba, el general Daud pedirá ayuda a la otra gran superpotencia de la época: la Unión Soviética. Desde el gobierno de Nikita Kruschev, esta nación va a otorgar ayuda a diferentes países del Tercer Mundo.

 

    Los soviéticos no sólo van a encargarse de adiestrar, armar y proteger al ejército afgano, sino que también van a otorgar becas para estudiantes y formación de técnicos, además de mejorar el sistema educativo y la situación de la mujer en la sociedad. También son destacables las inversiones que permitieron la construcción de aeropuertos y carreteras. Como ejemplo, basta citar el túnel de Salang, perforado gracias al financiamiento soviético, el cual atravesaba el sistema montañoso del Hindu Kush; o las carreteras que conectaban las cuatro principales ciudadades de Afganistán: Kabul, Kandahar, Herat y Mazar-i-Sharif.

 

    El general Daud será depuesto por el rey en 1963, y al año siguiente promulgará la primera constitución del país que defenderá un sistema democrático parlamentario, aunque con limitaciones, ya que el Jefe del Estado seguirá manteniendo mucho poder. De forma nominal, se defenderán los derechos civiles para los afganos.

 

    Sin embargo, estas reformas tardan en llevarse a la práctica, por lo que seguían existiendo la ausencia de libertades y derechos civiles. Los problemas aumentan cuando a principios de los años setenta hay una sequía que provoca hambrunas. Todo ello, unido a la aparición de una fuerte clase media, movilizará a la sociedad a través de manifestaciones y revueltas. El régimen monárquico se había vuelto completamente impopular.

 

      2. República de Daud (1973-1978):

 

    En julio de 1973, aprovechando que el rey se encontraba en Italia por motivos médicos, el general Daud da un golpe de Estado apoyado moralmente por el clamor de las masas populares y los oficiales afganos formados en la Unión Soviética.


        «El general Daud será depuesto por el rey en 1963, y al año siguiente promulgará la primera constitución del país que defenderá un sistema democrático parlamentario, aunque con limitaciones».


 

    El rey abdica en agosto de ese mismo año, por lo que Daud proclama la República. Se le seguirá pagando una pensión al rey en el nuevo gobierno. En un primer momento, la figura del general Daud despertará esperanzas tanto en sectores progresistas, que veían en el nuevo sistema una oportunidad para modernizar el país, como en sectores conservadores, debido al parentesco de éste con el derrocado monarca.

 

    Daud promete mejorar el nivel de vida de la población y una reforma agraria. Se acercará al Partido Democrático Popular de Afganistán (de tendencia marxista- leninista), aunque posteriormente se convertirá en un feroz enemigo del mismo. En 1976 formará elPartido Revolucionario Nacional para distanciarse de la influencia comunista. Finalmente, en 1977 se acaba con el sistema democrático parlamentario al instaurar una república unipartidista, causando descontento tanto en islamistas como en comunistas.

 

    Los primeros van a exiliarse en Pakistán, donde conspirarán contra la república. Entre ellos se encuentra Burhanuddin Rabbani, que tras el derrocamiento del gobierno socialista será presidente de Afganistán. Con respecto a los segundos, el general Daud ordenará a sus agentes de inteligencia el asesinato del líder comunista Mir Akkbar Kaibar, además del arresto de diferentes líderes del Partido Democrático Popular de Afganistán. Estas acciones provocarán la aparición de una revolución de corte socialista.

 

      3. Revolución de Saur (1978):

 

    Desde la etapa monárquica había estado creciendo la influencia del pensamiento marxista. Esto no es casualidad si tenemos en cuenta la influencia soviética sobre la región a través de la formación militar, la influencia en mejoras educativas y sociales para la mujer, además de la construcción de diferentes infraestructuras.

 

    Entre el socialismo afgano cabe destacar a Nur Mohammed Taraki y Babrak Karmal. Taraki, personaje destacable en la revolución del 78, dirigía la facción conocida como Khalk («pueblo») y Karmal lideraba Parcham («bandera»). Existían otras facciones marxistas, pero tuvieron menos influencia en el proceso revolucionario.

 

    Debido a la impopularidad del presidente Daud y las simpatías soviéticas de gran parte de los oficiales afganos, fue fácil movilizar a la población contra el régimen. A esta revolución se la conoce como «Gloriosa Revolución Saur» (llamada así por el mes lunar afgano en que se lleva a cabo, en nuestro calendario equivale a marzo). Recibe este nombre para resaltar el paralelismo de este proceso con la Revolución de Octubre (1917). El presidente Daud será juzgado, considerado un traidor y condenado a muerte junto a otros 17 miembros de su cámara.

 

    El partido Khalk y el Parcham se aliarán para formar gobierno. Taraki será el presidente del nuevo Estado, además del gobierno.


        «Debido a la impopularidad del presidente Daud y las simpatías soviéticas de gran parte de los oficiales afganos, fue fácil movilizar a la población contra el régimen. A esta revolución se la conoce como Gloriosa Revolución Saur». 


 

    Tratan de llevar a la práctica distintas promesas que fueron defraudadas por el régimen de Daud. Destacan las siguientes:

 

    Reforma agraria: Se forman cooperativas agrícolas y se expropian las posesiones de la familia real. Esto provocó problemas con gran parte de la propia población campesina, la cual, en su mayoría analfabeta y supersticiosa, sentían rechazo al recibir tierras que habían sido “robadas” a una figura casi sagrada para ellos, como era el rey.

 

    Prohibición de la usura: lo cual benefició a once millones de campesinos.

 

    Ley de salario mínimo, además de una rebaja entre un 20-30% de los precios en los artículos de primera necesidad.

 

    Desarrollo del comercio exterior: especialmente con la URSS y el Bloque del Este.

 

    Alfabetización: se crean seiscientas escuelas, donde se enseñan las diferentes lenguas nativas y hay presencia de niñas.

 

    Igualdad de derechos entre ambos sexos: las mujeres, en caso de que lo desearan, podrían rechazar el uso del velo. Además, podrán circular por las calle libremente, tendrán derecho al trabajo y se fomentará que estudien en la universidad, así como la participación en la vida política. Esto también impactó en la mentalidad de la sociedad afgana tras varios siglos de subordinación de la mujer al hombre.

 

    Laicismo.

 

    Liberación de presos políticos, así como los que no pudieron permitirse una defensa digna bajo el antiguo sistema.

 

    Legalización de los sindicatos.

 

    Prohibición del opio para fabricar heroína, con lo que se pretendía acabar con el tráfico de drogas.

 

    Aplacamiento de las acciones armadas islamistas, como las que comenzaron bajo la república de Daud.

 

    Quedaba establecida la República Democrática de Afganistán, de corte socialista y aliada de la Unión Soviética, con la que Taraki sella un pacto el 4 de diciembre de 1978. La figura de Taraki, pese a las controversias que despertaban algunas de sus reformas, contaba con gran simpatía entre la sociedad afgana. Sin embargo, los conflictos internos comenzarían a amenazar el proceso revolucionario.

 

      4. Jafizulá Amín, el traidor al socialismo:

 

    En septiembre de 1979, mientras el presidente Taraki viaja a Cuba para entrevistarse con Leonid Brézhnev, uno de los líderes del Departamento de Defensa da un golpe de Estado y asesina a cuatro altos oficiales leales al presidente legítimo. Su nombre era Jafizulá Amín.

 

    El embajador soviético en Afganistán intenta llevar a cabo unos diálogos entre el sector representado por Taraki y el de Amín, pero el primero acabará siendo asesinado en extrañas circunstancias. Tras el derrocamiento de Amín, el nuevo presidente Karmal dará a conocer que la muerte de Taraki fue un plan orquestado por la otra parte en conflicto, además de señalar sus vínculos con la CIA.

 

    Amín era el líder de la Fundación Asia, órgano representante de la CIA en el continente asiático. Por entonces, EEUU ya comenzaba a introducir elementos subversivos a través de Pakistán para desestabilizar el sistema comunista afgano. Durante los 104 días que duró el régimen de Amín, los partidarios de Taraki fueron encarcelados y los manifestantes civiles asesinados. La cifra de la represión asciende a millares. Por su parte, las guerrillas islamistas se rebelarán y ocuparán 23 de las 28 provincias afganas, provocando una gran inestabilidad en el país.


        «Tras el derrocamiento de Amín, el nuevo presidente Karmal dará a conocer que la muerte de Taraki fue un plan orquestado por la otra parte en conflicto, además de señalar sus vínculos con la CIA».


    Debido al malestar existente en la sociedad, el Consejo Revolucionario Afgano pide la intervención de la URSS para acabar con él. Antes de esta intervención, un memorándum del Comité Central del Partido Comunista de la URSS afirma lo siguiente:

 

    «A pesar del hecho de que el pueblo de Afganistán y sus fuerzas armadas durante mucho tiempo repelieron los embates de las fuerzas reaccionarias nacionales y extranjeras, el peligro para el sistema actual sigue creciendo. Esto en gran medida se asocia con el hecho de que el estrecho círculo de los dirigentes (Amín y sus secuaces) llevan a cabo una destrucción cruel y criminal de los cuadros y dirigentes de la revolución. Cientos de miles de comunistas dedicados a la causa de la Revolución y el socialismo y también personas ajenas al Partido fueron objetos de represión».

 

    El presidente Fidel Castro lo describe así a Ignacio Ramonet en la obra Biografía a dos voces:

 

    «En Afganistán, en 1979, Amín, que era primer ministro, lideró un grupo secreto que conspiró contra el presidente Mohamed Taraki, mientras éste estaba precisamente de visita en La Habana, y en pocos días, en julio de ese año, produjo en Kabul una conspiración palaciega que terminó con la muerte de Taraki, a quien asesinaron en secreto, y con la toma del poder por Amín, que se convirtió en presidente. Ese asesinato, desaprobado por Brézhnev, conduce a la intervención de los soviéticos en diciembre de 1979. Amín era un personaje en cierta forma parecido a Pol Pot (...)».

 

      5. Intervención de la URSS:

 

    Cuando se habla de este hecho histórico en la bibliografía o en los medios de comunicación, se le califica de «invasión de Afganistán» o «invasión soviética», equiparándolo con episodios que protagoniza la URSS en Hungría (1956) o en Checoslovaquia (1968). Nada más lejos de la realidad. La URSS no invade Afganistán, sino que interviene tras recibir la petición por parte del Consejo Revolucionario. Esto explica que la intervención en Afganistán no despierte el mismo descontento que años atrás produjo la invasión del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia.

 

    El 27 de diciembre de 1979, 50.000 soldados soviéticos entran en Afganistán. Amín será derrocado y condenado a muerte por traición y represión. En su lugar, Babrak Karmal ocupará la presidencia. A partir de este instante, la prioridad será combatir las insurgencias islamistas.

 

    Cinco divisiones motorizadas soviéticas ocuparon Kabul y las capitales del noroeste, lo que propicia que en unas escasas horas la totalidad del país esté bajo control. Posteriormente, el número de soldados soviéticos aumentará a más de 750.000. Alrededor de quince mil morirán en la guerra.

 

    Las diferentes guerrillas, a menudo en conflicto entre sí por sus diversas tendencias étnicas o religiosas, tendrán su campamento de acción en la vecina Pakistán. Cerca de cuatro millones de afganos van a buscar refugio en este país y algunos serán reclutados para combatir al sistema comunista.

 

    En un primer momento, los soldados soviéticos no tenían intención de intervenir directamente en el conflicto, sino únicamente apoyar al ejército afgano. No obstante, la dificultad del conflicto hará que esto sea insostenible e intervendrán en 1980.

 

    Los soviéticos atacarán a las guerrillas a través de operaciones en la frontera con Pakistán, empleando para ello divisiones acorazadas. Los islamistas retroceden ante sus avances, pero vuelven a ocupar sus posiciones cuando los tanques desaparecen del lugar. En ocasiones, al cruzar por pasos montañosos, los tanques perdían movilidad y se quedaban sin munición, momento que las guerrillas aprovechaban para matar a los soldados, sin hacer ningún prisionero.


        «El presidente Ronald Reagan llegó a calificarlos como "freedom fighters" (combatientes de la Libertad)».


    Uno de los puntos fuertes de los soviéticos era su aviación, con la cual realizaban expediciones por áreas en busca de guerrilleros. Sin embargo, la necesidad de aviones y combustible provocará un aumento del presupuesto militar. Las zonas urbanas les eran más fáciles de controlar, no así las rurales. Por este motivo, a menudo destrozaban las cosechas para acabar con el sistema de vida guerrillero.

La eficacia de las acciones con aviones se vio reducida cuando EEUU proporciona misiles Stinger a las guerrillas, letales para la aviación a baja altura. Esto desequilibra el conflicto a favor de los islamistas. El presidente Ronald Reagan llegó a calificarlos como "freedom fighters" (combatientes de la Libertad). La República Popular China, en pleno conflicto sino-soviético, también financió a los islamistas.

 

    Considerando que la gestión presidencial de Karmal es débil, será sustituido por Mohamed Najibullah en 1986, aunque él tampoco conseguirá vencer a los islamistas. Sin embargo, Najibullah era un líder culto y ante la previsible victoria islamista, ordenó sacar del Museo Nacional de Kabul 22.000 piezas arqueológicas y esconderlas en cofres del palacio presidencial. Gracias a esta acción, Najibullah evitó durante un largo tiempo que estas piezas no hubieran compartido el mismo destino que las estatuas de Buda, aunque años después de la victoria islamista, los talibanes acabarán accediendo a ellas, destruyendo gran parte y traficando con un pequeño porcentaje.

 

    Durante su gobierno, también se puede destacar la figura de Abdul Ahad Mohmand, primer y único cosmonauta afgano de la Historia.

 

      6. Fin de la guerra:

 

    En el conflicto afgano van a influir factores ajenos a lo militar: la descomposición de la URSS y la política aperturista de Mijail Gorbachov. Sin embargo, Gorbachov piensa que las tropas soviéticas debían salir de Afganistán sin humillarse ante EEUU, por lo que fortalecen la armamentística del gobierno de Najibullah. Finalmente, el 15 de febrero de 1989 las tropas soviéticas abandonan Afganistán.

La fuerte dependencia del gobierno afgano hacia la URSS va a determinar su caída en 1992 frente a una de las ramas de los islamistas (no confundir con los talibanes). El presidente Najibullah será ahorcado públicamente y ocupará su cargo uno de los líderes islamistas más famosos: Burhanuddin Rabbani.

 

    Rabbani, sin embargo, no llegó a ocupar por completo el país, por lo que su posición presidencial en muchos casos fue más simbólica que real. Impondrá su visión del islamismo en la sociedad, aunque en 1996 será derrocado por las guerrillas talibanas de Mohamed Omar, más conocido como Mulá Omar, que era aún más radical. Éste impondrá el Emirato Islámico de Afganistán, régimen que no será aceptado en la comunidad internacional, salvo por Arabia Saudí, Pakistán y los Emiratos Árabes Unidos.

 

    El régimen talibán impondrá a las mujeres el uso del burka y la exclusión en sus hogares, además de prohibirles ejercer cualquier tipo de trabajo, salvo la medicina y para atender exclusivamente a mujeres. Los varones, por su parte, serán obligados a dejarse crecer la barba, no cortarse el pelo y se les prohíbe vestirse al estilo occidental.

 

    La música, el cine y la televisión quedan prohibidos por considerarse elementos satánicos. Como curiosidad, Omar no gobernará desde la capital histórica, sino desde Kandahar, debido a que consideraba que Kabul era una ciudad inmoral.

 

    Finalmente, tras los atentados terroristas del 11-S, EEUU acaba con el régimen talibán de Omar e instala en su lugar a un partidario de Rabbani, Hamid Karzai, que en la práctica es el presidente de paja, pues quien tiene realmente el poder en este país son las autoridades norteamericanas.

 

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Pies de foto:


[Imagen principal] Anarela (2014) Afganistán


Bibliografía:


    ARNALTE, Arturo. El Vietnam soviético, en La aventura de la Historia, No 37, 2001.


    HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX. Ed. Crítica, Barcelona, 1995.


Filmografía:

 

    Cometas en el cielo (The kite runner, 2007).

 

 

 

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