Entrevista a Cristina Macía
LITERATURA

Entrevista a Cristina Macía

    Normalmente el nombre del traductor pasa tan desapercibido como los créditos de las primeras páginas, salvo que seas un friqui de los depósitos legales y las imprentas. Sin embargo, la labor del traductor es esencial para que nos emocionemos leyendo. Crisitina Macía es una traductora conocida gracias a su trabajo para la saga Juego de Tronos, pero no es lo único que la hace tan singular. Conozcamos un poquito más de ella, y descubramos como un trabajo se puede convertir en una diversión.

 

    TCOH. Hola Cristina. Tiene que molar la traducción, ¿verdad?

 

    Ni te imaginas. No, en serio, mejor no te lo imagines. Te he dicho que no te lo imagines. ¡Para de imaginar!

 

    TOCH. Una amiga es traductora y anda riendo todo el tiempo. ¿Sois así las traductoras?

 

    Tu amiga no tradujo la Boda Roja, ¿verdad? O eso o es una Lannister.

 

    TOCH. Fuera de chascarrillos, te pregunto: ¿es divertido traducir un libro de mil páginas?

 

    Depende de la página. Te aseguro que cuando voy por la cien y veo lo que queda, y oigo la turba de fans ansiosos acampados ante la puerta de mi casa, no me parece tan divertido, no.

 

    TOCH. Eres bastante conocida por haber traducido la novela río de George R.R. Martin. ¿Es para ti una satisfacción que tu nombre sea, o haya sido, en ocasiones igual de relevante que el del propio autor, al menos aquí en España?

 

    Estoy muy, pero que muy satisfecha, de traducir Canción, me lo paso en grande (y se nota, espero), y gracias a Martin no he tenido que hacer juegos malabares con el presupuesto para pagar la ortodoncia de mi hija. Lo de que soy igual de relevante que el autor solo lo piensa una persona: mi madre. ¿Qué pasa, has hablado con mi madre?

 

    TOCH. ¿Cómo definirías tu relación con los fans de la saga?

 

    Con la inmensa mayoría, de complicidad. Gigamesh, y yo soy parte de Giga, tiene una relación muy cercana con el fándom, entramos bien en el cuerpo a cuerpo. Como en cualquier aspecto de la vida, siempre sale algún imbécil que da la nota, pero mi percepción es que el número de cretinos por píxel es muy inferior al de cretinos en el Mundo Real ™. Los friquis molamos.

 

    TOCH. También has traducido a otros autores como Terry Pratchett y su Mundodisco. ¿Has podido contener la risa mientras traducías?

 

    No. Hubo reuniones en la comunidad de vecinos a las que no se me invitó, y sé de buena tinta que se habló de «internar a la chiflada del cuarto que se ríe sola a carcajadas».

 


        «Mi visión, es que el traductor debe interponerse lo menos posible entre el original y el lector, así que las transformaciones están de más».


 

    TOCH. ¿Qué autor u obra te hubiera encantado traducir al español?

 

    ¡La princesa prometida! Odio a Celia Filipetto. La odio, la odio, la odio. Ella tradujo mi tesoooroooo...

 

    TCOH. ¿Has traducido a la inversa, es decir, de español a inglés? ¿Y a otros idiomas?

 

    Nooo. Para eso hay que ser bilingüe, y mi ego no da para tanto. Y te aseguro que mi ego da para mucho.

 

    TCOH. No es muy conocida la faceta del —tristemente fallecido— poeta Leopoldo María Panero como traductor. El tradujo algunos textos de Lewis Carrol y Edward Lear. Su forma de traducir no era, en ciertas ocasiones, lo que se dice «fiel al texto», sino que transformaba el mismo en algo nuevo, propio, en definitiva una traición, que él denominó per-versión. ¿Has tenido la ocasión de per-vertir alguna de las obras en las que has trabajado?


    De nuevo, mi ego no da para tanto :D Son diferentes visiones de la labor del traductor. La mía, mi visión, es que el traductor debe interponerse lo menos posible entre el original y el lector, así que las «transformaciones» están de más. Ojo, esta norma, como todas, está sujeta a discusión caso por caso.

 

    TCOH. Eres autora de varias novelas juveniles. ¿Por qué se ha devaluado la LIJ frente a la literatura adulta?

 

    Mmm... quien dice varias dice una, pero como se han vendido como veinte ediciones aceptamos pulpo. Y no creo que se haya devaluado, todo lo contrario. Cada vez hay más autores que se toman muy en serio la LIJ (estoy pensando en Ana Campoy, Javier Ruescas, Laura Fernández, Laura Gallego, Sofía Rhei...). Y cada vez más es la puerta de entrada para el lector a la literatura adulta. No hay competencia, creo.

 

    TCOH. En cambio, la literatura fantástica se está volviendo adulta.

 

    De dos rombos, si te refieres a eso. Y en cuanto a calidad literaria, aceptación por parte de los lectores y profundidad en temas y planteamientos, también.

 

    TCOH. También has escrito sobre gastronomía junto a Ian Watson, en el libro «50 recetas con nombre». ¿Hay libros para comérselos?

 

    Muchos :D He escrito como diez libros de cocina. Antes de Canción, era mi empleo muggle (ojo, que también me encanta; ahora estoy preparando uno sobre galletas que vais a engordar solo con leer el título).

 

    TOCH. Eres co-organizadora del festival literario Celsius 232. ¿Qué supone un festival de estas características en un panorama editorial tan volcado al gran público y al best-seller?

 

    El gran público y los compradores de superventas se desdibujan en un festival. No crean comunidad, no hay retroalimentación entre autores y lectores... No veo a la gente escribiendo en blogs y foros sobre su experiencia en la Feria del Libro de Madrid y quedando para el año que viene, por poner un ejemplo. En el Celsius los autores son lo segundo más importante: lo primero son los lectores, que generan en torno a los libros todo un “ecosistema” muy divertido.


        «En ciertos ayuntamientos oyen la palabra cultura y se llevan la mano a las tijeras».


    TOCH. Parece ser que en el Consistorio no están todos por la labor de apoyar este tipo de actividad. ¿Qué les pasa?

 

    En Avilés nos apoyan con todas sus fuerzas, creo. Dentro de sus posibilidades, claro, y considerando los tiempos que corren (AKA “la vida está mu achuchá”). Pero sí, en ciertos ayuntamientos oyen la palabra cultura y se llevan la mano a las tijeras; o peor, solo lo consideran cultura si el autor lleva doscientos años muerto. O peor todavía, creen que la cultura tiene que ser rentable en el sentido económico. Como las fábricas de churros.

 

    TOCH. Cambiando de tema. No hace mucho que diriges la editorial independiente Palabaristas, con un catálogo centrado en la ciencia ficción y la novela negra. ¿Es una osadía a estas alturas fundar una editorial o todavía queda espacio para este tipo de aventuras?

 

    El entorno digital ha hecho precisamente que se pueda uno embarcar en este tipo de aventuras. Para sobrevivir, un libro en papel necesita un número mínimo de lectores en un entorno geográfico limitado, mientras que un libro electrónico puede tener sus lectores en cualquier lugar donde haya internet. Por ejemplo, y dando cifras completamente falsas: si necesito mil lectores para un libro físico, más me vale que estén todos muy juntitos, o tendré que ponerlo a un precio carísimo para pagar los gastos de distribución, lo que a su vez reducirá el número de lectores potenciales. Sin embargo, si el libro es digital esos mismos mil lectores pueden estar donde les dé la gana. En Madrid o en Buenos Aires, en la Antártida o en Torrevieja.

 

    TCOH. Los libros que editáis los distribuís a través de la plataforma Lektu (www.lektu.com), que defiende unos valores distinto al resto de las distribuidores de libros digitales. ¿Crees que el libro digital viene para quedarse? ¿Adaptarse a este formato es la salida de futuro para la industria editorial?

 

    Claro, con la obvia evolución que sufrirá. Pero no va a acabar con el libro en papel, de la misma manera que el cine no acabó con el teatro y el DVD no acabó con el cine. Pero sí es cierto que hace falta un esfuerzo extra para “reeducar” al público en general. Por un lado, a los que piensan que el papel es sagrado y se pasan el día hablando del olor de los libros (no entiendo cómo no se han fabricado ambientadores con olor a libro para esta gente), y por otro los que piensan que si es digital es gratis (pista, chicos: no hay NADA gratis. No, la sanidad no es gratis y la educación no es gratis; solo el amor de vuestras mamás).

 

    TCOH. Bueno, para terminar, me gustaría formularte la pregunta estrella de esta sección. ¿Piensas en las musarañas?

 

    Jamás. Ya te he dicho que mi ego es potente, y sé de buena tinta que las musarañas no piensan en mí. Es una cuestión de reciprocidad.

 

    TCOH. Gracias por acercarte a esta Congregación de los Horrores y permitir que te conozcamos un poquito más. Te felicitamos por tus logros pasados y por los que han de venir.

 

    Y vosotros que los veáis, guapos.

 

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Pies de foto


    [Imagen principal] Cedida por Cristina Macía. 

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