Mi afición por las palabras es como la de un sicópata matar, los dos cuidamos el más mínimo detalle. Las manchas de tinta en el papel o las de sangre en la ropa, las huellas de nuestros dedos en el folio, en el escritorio o en el cuello de aquella belleza nórdica de dieciséis años recién cumplidos.
Normalmente el nombre del traductor pasa tan desapercibido como los créditos de las primeras páginas, salvo que seas un friqui de los depósitos legales y las imprentas. Sin embargo, la labor del traductor es esencial para que nos emocionemos leyendo. Crisitina Macía es una traductora conocida gracias a su trabajo para la saga Juego de Tronos, pero no es lo único que la hace tan singular.