La heráldica de las palabras
CULTURA

La heráldica de las palabras

    Hay personas que no han conseguido entrar en los libros de historia pero sí lo han hecho en los diccionarios. Quizá no ganaron ninguna guerra ni inventaron nada, no ganaron un prestigioso premio y, por supuesto, no consiguieron ser claves en algún hecho histórico, pero sus apellidos sirvieron para nombrar algo. Acabar en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) siempre es mejor que acabar en el olvido, aunque pocos sepan el origen heráldico de algunas palabras de nuestro vocabulario.


    Son muchas y desconocidas, las usamos tan a menudo que no nos paramos a pensar de dónde vienen o incluso si están bien dichas. Y precisamente así, cuando son habituales en nuestro día a día pasan de ser un apellido a acabar en un diccionario con la definición que su propietario nunca pudo imaginar.

 

    Charles Cunningham Boycott, un administrador irlandés de tierras, estaba destinado a ser olvidado de no ser porque un periodista de The Times decidió utilizar por primera vez la palabra boicot en una noticia. Bajo este término se refirió al bloqueo que sufrió por parte de la gente de su zona después de que el administrador le negara la posibilidad de contrato a los miembros de la Irish Land League (una especie de sindicato agrario). La oposición fue tan fuerte que Boycott tuvo que recurrir a mano de obra de otros lugares e incluso se vio obligado a importar mercancías y productos, lo que aumentó tanto los costes de la cosecha de 1879 que acabó siendo despedido. El pobre Charles Cunningham acabó sufriendo en sus carnes su propio apellido.

 

    Algo parecido le pasó a Charles J. Napier, y no hay que ser muy listo para saber a qué palabra dio origen. La prominente nariz de este general británico no pasó inadvertida por los gaditanos cuando luchó en la Península Ibérica contra los franceses. Así fue como en Cádiz, además de acuñar la primera Constitución, en aquel 1812 también inventaron una nueva palabra para designar a partir de entonces a los que tenían un sentido del olfato tan pronunciado como Napier.


        «Así fue como en Cádiz, además de acuñar la primera Constitución, en aquel 1812 también inventaron una nueva palabra».


 

    Quizá algo más conocida es la historia del Conde de Sandwich. Tal y como incluso se recoge en el Diccionario de la Lengua Española, John Montagu IV era capaz de estar días enteros jugando a las cartas y para no abandonar sus partidas sin desfallecer, en 1762 pidió a sus sirvientes que le pusieran la comida entre dos panes, o lo que es lo mismo, que le hicieran un sándwich. Una solución ideal para que el conde no se manchara sus dedos de noble ni, por supuesto, los naipes.

 

    Chachi o chanchi (ya que es éste segundo vocablo el que está incluido en el diccionario de la RAE) es la palabra más recientemente introducida entre nuestro vocabulario aunque quizá sea la menos usada (al menos entre los que no queremos parecer demasiado mayores). Sobre esta palabra hay varias versiones y en una de ellas, la más extendida, se cuenta que en los años de postguerra, el trapicheo de productos ingleses a través de la verja de Gibraltar empezó a ser una práctica generalizada. De nuevo los gaditanos fueron los inventores de este nuevo vocablo al acreditar la calidad del género cuando decían que venía de Churchill (primer ministro británico de la época). Si repiten el apellido cientos de veces con acento andaluz entenderán el porqué nuestros padres decían que una cosa buena era chachi.

 

    Puede que, excepto Churchill, ninguno haya llegado a un libro de historia, pero todos están (de forma involuntaria, eso sí) desde hace tiempo en nuestro diccionario. Porque hay apellidos cuyo origen está en el vocabulario diario y palabras que podrían tener un escudo heráldico.

 

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Pies de foto:


    [Imagen principal] Inma LorenteMr. Napier. (2014).


Bibliografía:


    Real Academia Española (2014). Diccionario de la lengua española (23a edición).

 

    Joyce Marlow. (1973). Captain Boycott and the Irish. Londres. Encyclopædia Britannica, Inc. (2007).


    British Encyclopaedia (15th edición).

 

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