¿Sueñan los nazis con ovejas nazis?
Unsere mütter, unsere vater es una serie alemana de la cadena ZDF que consta de tres episodios de una hora y media aproximadamente de duración. Ambientada en la II Guerra Mundial, dónde un grupo de amigos se reúne para despedirse momentáneamente, cumplir su deber con la patria y volver en Navidad para celebrarla juntos.
«Pasaremos a la Historia como los mayores estadistas de todos los tiempos, o como los mayores criminales». (Joseph Goebbels)
Lo peor de cualquier ficción es que se base en una realidad, y hay que tener cuidado, ya que ésta siempre va a ser infinitamente más cruenta. Realidad como la ocurrida en Europa durante la primera mitad del siglo XX. Después de la I Guerra Mundial, Alemania tuvo que firmar forzosamente el Tratado de Versalles. El II Reich pasaba a mejor vida, siendo único responsable del conflicto, perdiendo sus colonias fuera de Europa y regiones como Alsacia y Lorena dentro del continente. A todo esto había que sumarle las reparaciones de guerra.
Nada más nacer, la República de Weimar estaba sentenciada a muerte ya que muchos alemanes vieron como una humillación, e incluso como una traición, haber firmado este tratado y cargar con unas reparaciones de guerra desorbitadas. Comenzaron a surgir «iluminados», tanto de extrema izquierda, como de extrema derecha. Uno de ellos fue Adolf Hitler que, tras el alzamiento de Munich en 1923, pasó una temporada a la sombra y tuvo tiempo de desarrollar su faceta como escritor en Mein Kampf, la Biblia de todo buen nazi que se precie.
La situación económica mejoraba tímidamente, los extremos se disolvieron en cierta medida y los partidos más moderados coparon el poder político. Fue entonces cuando el bueno de Adolf fue excarcelado en 1924, y lejos de cambiar de parecer siguió con sus planes, ante la indiferencia del gobierno. Pero Hitler tendría su momento de oro con la crisis mundial de 1929, que supuso un duro mazazo para la ya maltrecha situación del país. Millones de personas vieron que el Tratado de Versalles, los judíos y los comunistas eran claros culpables de todo y confiaron su voto en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán durante los comicios de 1932. El Partido Nazi fue el más votado, pero Hitler no alcanzó la Cancillería hasta el 30 de enero, día en que el presidente Paul von Hindenburg se la otorgó. Finalmente, apenas un mes después y tras el incendio del Reichstag, del que fue culpado el comunista Marinus van der Lubbe, el Führer acaparó todos los poderes, el resto de partidos fueron eliminados y la democracia abolida. Los primeros comunistas fueron enviados a campos de concentración y la Geheime Staatspolizei (Gestapo) fundada para salvaguardar el régimen y acabar con todo tipo de oposición al mismo.
Ahora que Hitler tenía el poder total, tocaba atajar el problema del desempleo, mejorar la economía y adoctrinar a las masas. El problema de empleo se eliminó creando grandes infraestructuras públicas: las famosas autobahn, vías férreas, obras hidráulicas, energéticas, etc. La industria militar se reactivo a pesar de estar prohibida por el Tratado de Versalles, pero las potencias europeas no parecieron tenerlo muy en cuenta, de la misma manera que Adolf, a quién lo firmado en 1919 le importaba más bien poco, ya que Alemania también dejó de pagar las reparaciones de la I Guerra Mundial. La economía, además de por todas estas razones, mejoró gracias a las fortunas de todos esos judíos y personas non gratae que fueron desapareciendo antes de que se produjera la invasión de Polonia.
Por último, los eventos multitudinarios, los Juegos Olímpicos de Berlín, la creación de Volkswagen, Albert Speer, las producciones propagandísticas de Leni Riefenstahl y, sobre todo, la magia de Joseph Goebbels, convencieron a la población de que el sentimiento nacionalista era lo mejor para Alemania. Por todo ello, el pueblo alemán, en su mayoría, estuvo totalmente convencido de que el Partido Nazi obraba de la manera adecuada.
¿Y todo esto para qué? Toca dar paso a la ficción que recrea esta sociedad.
Verano de 1941, los Stuka amenizan los días a media Europa. La Blitzkrieg está siendo todo un éxito, y los únicos que aun dan algo de guerra son los británicos. Es el momento de ampliar el «espacio vital» hacía el este y llegar a Moscú. Que sí, mucho ruso, pero aquí no aparece nadie por ningún lado…
Es en este punto dónde comienza Unsere mütter, unsere vater. Serie alemana de la cadena ZDF que consta de tres episodios de una hora y media aproximadamente de duración. Ambientada en la II Guerra Mundial, dónde un grupo de amigos se reúne para despedirse momentáneamente, cumplir su deber con la patria y volver en navidad para celebrarla juntos. Si esto hubiera pasado, probablemente estaría escribiendo estas líneas en alemán, y no habría serie sobre la que hablar. Pero ya sabemos que no habrá Navidad en Berlín.
Los protagonistas son cinco: Wilhelm y Friedhelm Winter, Greta Müller, Viktor Goldstein y Charlotte. Los dos hermanos forman parte de la Wehrmacht y se disponen a tomar parte en la Operación Barbarroja. El mayor, el teniente Wilhelm, ya ha actuado en anteriores campañas, es un militar respetuoso con la cadena de mando, que cumple con su trabajo. Por su parte, Friedhelm está en un ambiente dónde se siente como un extraño y todo le queda grande, además de no contar con el favor paterno, por no estar a la altura de su hermano mayor. Greta es una cantante con aspiraciones de diva y que coqueteará con elementos de la élite nazi para alcanzar sus objetivos. Viktor Goldstein es un sastre judío de origen alemán. Por último, Charlotte es una enfermera que formará parte de un destacamento médico en la retaguardia. Cada uno de los personajes principales se encontrará con su infierno personal, en base a su posición dentro de la sociedad alemana, que superará la peor de sus previsiones. Como no voy a rajar nada sobre la trama, al grano:
Lo bueno de Unsere mütter, unsere vater: es una producción valiente por tratar el nazismo en Alemania. Mantiene el ritmo, engancha y algunas escenas están muy logradas. Y qué cojones, siempre está bien ver algo sobre la II Guerra Mundial.
Lo malo: algunas situaciones rocambolescas, tocar hechos importantes de pasada, humanizar excesivamente e incluso poner de víctimas a alguno de los protagonistas. Que aunque no sean santos, pero los hijos de puta siempre son otros.
Bautizar a esta serie como «Band of brothers a la alemana», queda un poco grande. Aunque ojalá llegue, a la alemana, rusa o española…
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Pies de foto:
[Todas las imágenes] Philipp Kadelbach (dir.) (2013) Unsere mütter, unsere vater (TV Miniserie 270' completa) Alemania: teamWorx Produktion für Kino und Fernsehen GmbH.
Enlaces de interés:
«Unsere mütter, unsere vater», en Filmaffinity. Recuperado el 29 de enero de 2014, desde: http://www.filmaffinity.com/es/film831118.html
«Unsere mütter, unsere vater», en IMDb. Recuperado el 29 de enero de 2014, desde: http://www.imdb.com/title/tt1883092/
Por Miguel Dávila, 12 ene 2014, en Cine.
Por Elvira Ramos, 13 ene 2014, en Arte.