El humor de Cornellà
¿Qué nos hace reír de las tiras de Joan Cornellà? Un acercamiento al cinismo sangrante de este autor barcelonés, que ha llegado a tener una repercusión enorme en las redes sociales.
Hablemos de Joan Cornellà (1981, Barcelona), un personaje que ha conseguido dar un soplo de aire fresco en el mundo del humor gráfico con sus viñetas.
Licenciado en Bellas Artes, ha participado en numerosas publicaciones como La cultura del duodeno, El Periódico, Amaníaco, TMEO, el diario Ara, Quimera y El Jueves. En el 2009 fue galardonado con el premio Josep Coll en la categoría de menores de 30 años por su álbum Abulio, publicado por Glénat en el 2010. En el 2012 autoedita “Fracasa mejor”, una recopilación de historietas en blanco y negro y en el 2013 ha publicado “Mox Nox” en Bang Ediciones. Quizás este sea su trabajo más reconocible, pues con sus viñetas ha conseguido una difusión enorme en las redes sociales, llegando a tener más de un millón de seguidores en Facebook.
«El humor es necesario, el saber reírse de uno mismo, de las tragedias que nos acontecen, nos ayuda a quitarle importancia a nuestros problemas y así vivir más tranquilo».
Me centraré en su último trabajo para reflexionar el porqué del atractivo que supone la obra de este irreverente autor. Hombres mutilados que ofrecen abrazos, individuos con tumores faciales que matan a niños, personajes que tiran bebés a cubos de reciclaje orgánico, niños que se envenenan y se ríen de ello, vagabundos moribundos que son aplastados por una horda de adolescentes; son algunas de las situaciones que Cornellà explora. ¿Cómo consigue que nos podamos reír de cosas así? Ése es el quid de la cuestión. Recuerdo una entrevista a Jean Giraud Moebius, donde comentó que el sistema del drama no consiste más que en hacerle pasar al protagonista mil tragedias consecutivas, en cambio el humor es un misterio. Y es cierto, ¿qué es gracioso? No se sabe exactamente, pero cuando encontramos algo que nos hace gracia nos reímos igual.
«Humor es posiblemente una palabra; la uso constantemente y estoy loco por ella. Algún día averiguaré su significado» (Groucho Marx).
Existen varios elementos sorprendentes en las tiras de Mox Nox, que posiblemente arrojen pistas para intuir el misterio de la potencia humorística que contienen:
No tienen textos, es decir, son mudas, pero eso no impide que comuniquen de forma clara y posiblemente más directa y fuerte que si tuvieran bocadillos. Al no tener diálogos la narrativa se centra en las situaciones absurdas y peliagudas en las que se encuentran los personajes.
Son imprevisibles, no se sabe en qué puede acabar la escena, puede ser cualquier cosa, unas huellas de pato en la nieve que en realidad pertenecen a un ladrón que se coloca tres zapatillas en cada pie; o un hombre que se asusta porque presencia un asesinato cuando en realidad eran dos seres que le salen de su espalda como protuberancias. El ingenio que proyecta este autor en cada página es uno de los factores que las hacen tan divertidas. El absurdo nos sorprende, nos altera nuestra idea de causalidad de los acontecimientos y este atentado a la lógica nos da un sentimiento refrescante de libertad.
Están pintadas de forma llamativa y alegre, esto contrasta radicalmente con las situaciones que trata, dándole un toque satírico rebelde. Si estuviesen pintadas con tonos más serios, más realistas, no podrían causar el mismo efecto de desenfado; que resulta tan útil a la hora de quitarle peso a una situación que en la vida real sería traumática. Al mismo tiempo, los personajes están dibujados de forma esquemática, esto hace que sea más fácil imaginarse a quien sea en cada situación, porque son rostros que podrían representar a cualquier persona.
Y finalmente, la carencia de escrúpulos a la hora de bromear con cualquier tema. A más de uno le habrá pasado que tras reírse de alguna tira se ha sentido extrañado con su conciencia: «¿Cómo he podido reírme con esto? ¿Qué clase de moral tengo?»
A mi juicio, la moral está más relacionada con las decisiones que tomamos en nuestras vidas que con lo que nos hace reír. El humor es necesario, el saber reírse de uno mismo, de las tragedias que nos acontecen, nos ayuda a quitarle importancia a nuestros problemas y así vivir más tranquilo. Lo cierto es que la mayoría de la gente no tiene la libertad de Cornellà para dibujar tiras como las suyas, y creo que es otro punto a favor. Pues lo convierte en un ser llamativo, como una rara avis, un animal que no está sujeto a cadenas aún; al menos es lo que nos parece o queremos creer.
Para mí la obra de Cornellà podría interpretarse como un acercamiento al mensaje de Zaratustra de atreverse a reírse de todas las tragedias, de las del teatro y de las de la vida (Nietzsche, 2006). ¿Y acaso no sienta bien ver cómo sus personajes se ríen de sí mismos cuando están desangrándose o les falta un brazo? Es un cinismo violento, sumamente irónico, y necesario.
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Pies de foto:
[Todas las imágenes] Cornellà (2013), Mox Nox.
Bibliografía:
CORNELLÀ, J. (2013). Mox Nox. Barcelona: Bang Ediciones.
NIETZSCHE, F. (2006). Así habló Zaratustra. Madrid: Alianza.
Entrevista a Jean Giraud Moebius, en rtve. Recuperado el 29 de mayo de 2014, desde: http://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/entrevista-inedita-moebius-2010/1386091/
Néstor F. Joan Cornellá, A life in pictures, en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=rpEfp9XcAjw
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