Monty Python forever: crónica de un homenaje
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Monty Python forever: crónica de un homenaje

    Chapman, Cleese, Idle, Jones, Palin y Gilliam. Seis apellidos ilustres en el mundo de la comedia que conforman Monty Python, uno de los grupos de humoristas más conocidos e influyentes de la historia del cine y de la televisión, que marcó época en lo referente a los sketches. Homenajearles es casi una obligación, y la Asociación Cultural Cine Sin Fin de Jaén planteó para ello una maratón audiovisual poco después de que anunciaran su vuelta a los escenarios.

 


        «—You are deep brave, Sir Knight, but the fight is mine. // —Had enough, eh? // —Look, you stupid bastard! You’ve got no arms left! // —Yes, I have.  // —Look! // —Just a flesh wound» (Gilliam & Jones 1975).


    En noviembre de 2013 los medios recogían la noticia de la vuelta a los escenarios del genial grupo británico de humoristas Monty Python. John Cleese, Eric Idle, Terry Jones, Michael Palin y Terry Gilliam, los miembros supervivientes del colectivo (tras la muerte de Graham Chapman en 1989 por culpa del cáncer), anunciaban su intención de reunirse tres décadas después de su última colaboración en común para realizar un espectáculo en vivo en Londres. Un caso tan excepcional provocó que los tickets «volaran», y de hecho lo hicieron tan rápido (¡en 43 segundos!) que al cierre de estas líneas ya no se tratará de un solo show, sino que son diez las actuaciones que los Python ofrecerán en el complejo londinense O2 en julio de este 2014.

 

 

 


    Visto así, a bote pronto, puede parecer algo exagerado, pero es que no sólo se trata de unos cómicos de enorme calado en el Reino Unido o en el ámbito anglosajón, sino de una verdadera institución de la comedia mundial desde su formación en 1969. Los Python generaron un enorme impacto coetáneo y una gran influencia posterior, dejando para la posteridad multitud de frases, gags y sketches memorables que hoy resultan perfectamente reconocibles por el gran público, trascendiendo incluso las fronteras del mundo del espectáculo. Por ejemplo, ¿a quién debemos el término informático spam? Pues a un sketch de la mítica serie televisiva de la BBC Monty Python’s Flying Circus. Desde este ilustre primer proyecto juntos [1] fue tomando forma una carrera en la que encontramos largometrajes, obras teatrales [2] e incluso diversos álbumes [3], además de numerosas recopilaciones de sus propios trabajos. En lo referente al cine, su aportación más destacable y recordada es, sin duda, la trilogía que forman las películas Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus locos seguidores (Monty Python and the Holy Grail, 1975), La vida de Brian (Monty Python's Life of Brian, 1979) y El sentido de la vida (The Meaning of Life, 1983) [4]. No hay que olvidar tampoco que los Python también tuvieron una proyección más allá del grupo en diversos campos cinematográficos, tanto en interpretación como en guión, producción, dirección o música. Tres de ellos son los más destacados en este sentido, como Jones, quien por ejemplo escribiría el guión de Dentro del Laberinto (Labyrinth, 1986), así como el de Erik el vikingo (Erik the Viking, 1989), que también dirigiría. O Cleese, recordado principalmente por sus papeles en Un pez llamado Wanda (A fish called Wanda, 1988) y Criaturas feroces (Fierce creatures, 1997), en las que también participaría como guionista (e incluso codirector en la primera). Pero si hay uno de los Python que ha destacado sobre los demás, es Terry Gilliam, convertido desde hace tiempo en un director de prestigio con una carrera plagada de títulos tan conocidos e imaginativos como Brazil (1985), Las aventuras del Barón Munchausen (The Adventures of Baron Munchausen, 1988), Doce monos (Twelve Monkeys, 1995) o Miedo y asco en Las Vegas (Fear and loathing in Las Vegas, 1998).

 

 

 


    Volviendo al anuncio de su reunión a finales de 2013, la Asociación Cultural Cine Sin Fin de Jaén [5] se hizo eco de la noticia y vio una ocasión inmejorable para reconocer la enorme influencia de estos magos del humor. Tras una primera actividad como colectivo cultural en la primavera de 2013, con un ciclo dedicado al director japonés de anime Hayao Miyazaki, Cine Sin Fin comenzaba su andadura como asociación cultural en septiembre del mismo año, planteando desde el principio unos objetivos centrados en dos líneas principales. Por una parte, pretende ayudar a la recuperación de la presencia del cine en la ciudad de Jaén, una presencia mermada en los últimos tiempos por la desaparición de algunas apuestas en formato cine-club y por la ausencia de salas comerciales en el casco urbano. Por otra (y quizá éste sea su principal objetivo), trata de promocionar el consumo colectivo de las obras audiovisuales, apostando por sesiones en formato cine-fórum en las que se va más allá de la propia proyección por medio de la proposición y preparación de los títulos por parte de los socios y, sobre todo, con la invitación al público asistente a la participación en un debate posterior, que suele convertirse en un auténtico «extra» colectivo de contenidos, opiniones y sugerencias. De este modo, Cine Sin Fin pretende paliar el creciente consumo individual de las obras cinematográficas (y audiovisuales en general) «sacando de sus sofás» a los posibles interesados para crear una comunidad de aficionados que puedan disfrutar de las proyecciones de una manera más plena y enriquecedora, y respetando siempre las obras en versión original subtitulada para poder disfrutarlas en su forma más genuina. Por el momento, las actividades tienen lugar en la sede provincial de Jaén de la Asociación Española Contra el Cáncer, la cual cede su salón de actos, y dentro de cuya programación del Club de Jóvenes se engloban las actividades de Cine Sin Fin. Allí se realizan las mencionadas sesiones cine-fórum, entre las que se incluyen ciertas ocasiones especiales en las que la interacción con el público se diversifica, bien sea prestando especial atención al público infantil u obsequiando a los asistentes con refrigerios.

 

 

 


    Dentro de estas actividades especiales planteadas por Cine Sin Fin se engloban las maratones, propuestas como sesiones audiovisuales múltiples. Así, el pasado 1 de febrero de 2014 fue la fecha elegida para la maratón de la programación de invierno del mismo año. Quien suscribe estas líneas fue el socio que propuso esta sesión triple denominada «Monty Python forever», que pretendía ser un homenaje y reconocimiento a estos geniales magos del humor, aprovechando el mencionado anuncio de su vuelta a los escenarios. Tras un proceso de selección que no fue nada fácil, habida cuenta de que no es sencillo hacer descartes entre tantas obras geniales, la decisión fue buscar contenidos novedosos y quizá menos populares para animar a los aficionados. De este modo, dejando aparte la película de los Python más famosa y accesible al público en general (La vida de Brian), se planteó una revisión de tres momentos estelares de su carrera audiovisual.

 

 

 


    La maratón partió de una selección de tres capítulos de la serie televisiva Monty Python’s Flying Circus, el encargo de la BBC que reunió por primera vez al grupo por iniciativa de John Cleese y que precisamente les daría su nombre. Con 5 temporadas desarrolladas entre 1969 y 1974, la serie se basó en sketches breves que partían de un humor que bordeaba el surrealismo, pero con un poso intelectual innegable (acorde con la formación académica de todos los miembros de los Python) y una nada velada crítica a la sociedad británica (y, por extensión, occidental). Convertida por méritos propios en una obra legendaria que marcaría un antes y un después en el mundo de la comedia, su formato ha sido copiado en múltiples ocasiones a lo largo y ancho del planeta, tanto en cine como en televisión, convirtiendo muchos de sus sketches en clásicos intemporales.  El Ministerio de los Andares Tontos, El loro muerto, La inquisición Española, La broma mortal, Consejero matrimonial, El tenedor sucio, Barbero homicida, La canción del leñador, los distintos sketches con Mr. Gumby, Mr. Hilter, Autodefensa contra fruta fresca… Y así hasta un larguísimo etcétera de momentos hilarantes inolvidables, en los que los 6 integrantes encarnaban a la mayoría de personajes, salvo algunos artistas invitados, entre los que destaca sobre todo Carol Cleveland, considerada como «el séptimo Python». Cada uno de ellos solía centrarse en uno o varios tipos de personajes, como Graham Chapman encarnando a hombres serios (en ocasiones militares), John Cleese a maníacos o gente con acentos ridículos, Terry Gilliam a personajes retorcidos con poco diálogo (inicialmente sólo fue contratado para las animaciones), Eric Idle a apuestos playboys o comerciales, Terry Jones a diversas mujeres o a hombres bastante aburridos (sin olvidar el pianista desnudo que aparecía al inicio de los capítulos en las temporadas 3 y 4 de la serie) y Michael Palin a un abanico mucho mayor y variopinto de personajes (era considerado como el más versátil actuando de los 6 miembros). No pueden olvidarse las divertidísimas animaciones realizadas por Terry Gilliam, unos collages de ritmo endiablado y muy imaginativos, entre los que destacan los que marcaban el inicio de cada capítulo, acompañados de la famosa canción The Liberty Bell de John Philip Sousa (convertida en el leitmotiv más recurrente de la carrera del grupo) y cuyas cuatro versiones (una para cada temporada) solían terminar con un pie gigante aplastando lo que apareciera en la pantalla (otro de los muchos iconos derivados de la serie para identificar a los Python).

 

 

 


    Tras 90 minutos de carcajadas y un merecido descanso, la maratón prosiguió con la película de 1975 Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus locos seguidores, el primer largometraje de ficción del grupo, en el que se desmarcaron de los sketches para crear una obra con material original parodiando las películas caballerescas. Su trama se centra en el rey Arturo y en su legendaria búsqueda del Grial junto a su fiel escudero Patsy y a los caballeros Sir Bedevere el Sabio, Sir Lancelot el Valiente, Sir Robin «el no tan valiente como Sir Lancelot» y Sir Galahad el Casto. En su camino se enfrentarán a desafíos contra temibles rivales como el Caballero Negro, «los caballeros que dicen Ni» o el gigante de tres cabezas, visitando distintos lugares como Camelot, el Castillo Anthrax o la cueva de Caerbannog. Y todo ello con un planteamiento libre y alocado, deudor de los sketches del Flying Circus, en el que los diálogos y los números musicales llegan a cotas de gran ingenio y un humor directo pero no «facilón». La película constituyó la primera ocasión en que alguno de los Python estuvo tras las cámaras, contando con la dirección conjunta de Terry Gilliam y Terry Jones que, de hecho, se convirtió en una verdadera bipolaridad de intenciones (Gilliam estaba más preocupado por temas técnicos, mientras Jones se centraba más en las actuaciones). El presupuesto final de 200000 libras esterlinas dobló lo estimado al principio de la producción, partiendo de las ganancias del grupo musical Pink Floyd derivadas de su disco The Dark Side of The Moon (1973). Pero los fondos eran bastante exiguos respecto a la idea que tenía el grupo, así que tuvieron que rebajar costes como pudieron, siendo una de sus decisiones más sorprendentes (y de mayor efecto cómico) el prescindir de caballos para los personajes, sustituyéndolos por cáscaras de coco que eran utilizadas por los escuderos para aparentar el sonido de los cascos de los equinos. Los ropajes de época de los actores también tuvieron su parte de «ahorro», siendo las armaduras en su mayoría cotas de lana pintadas (excepto la única cota de malla, que correspondió al Arturo encarnado por Chapman), una decisión que causó serios problemas al equipo por las duras (húmedas y frías) condiciones del rodaje en castillos de Escocia. No acaban ahí los problemas durante el rodaje, siendo quizá el más significativo el alcoholismo de Graham Chapman, que ralentizó bastante el proceso por sus indisposiciones y su apatía por momentos, sin olvidar la negativa de las autoridades escocesas a ceder castillos de titularidad pública, así como las reticencias para rodar ciertas escenas que entrañaban alguna peligrosidad. En cualquier caso, esta película fue un gran éxito de taquilla y aún hoy sigue teniendo gran frescura por algunos momentos estelares. Quizá no sea la mejor película de los Python, que en esta ocasión adolecían de falta de experiencia, pero algunos de sus pasajes se han convertido por méritos propios en muestras inolvidables del surrealismo de estos geniales humoristas. ¿Qué importancia puede tener la diferencia entre una golondrina africana y otra europea? ¿Y quién no recuerda la obstinación del Caballero Negro frente al rey Arturo?

 

 

 


    Tras un segundo descanso llegó el tercer contenido de la maratón, la película que marcó en 1983 el «adiós» (ahora convertido en «hasta luego») de los Monty Python: El Sentido de la Vida, su tercer y último largometraje de ficción juntos. Tras el gran éxito obtenido con La vida de Brian en 1979, los miembros del grupo se dedicaron a escribir ideas para una nueva película durante varios meses y, una vez puestas en común sus dispares aportaciones, parecía que sólo tenían gran cantidad de material para crear una película a base de gags encadenados. A pesar de ello, consiguieron encontrar un sentido central sobre algo tan indeterminado como la vida humana, lo que les permitió volver a algo que ya habían realizado de forma magistral en su Flying Circus: la crítica a la sociedad británica (y occidental en su conjunto) del siglo XX. Quizá ahí resida la seña de identidad de trasfondo de los Python, en la crítica irreverente y muy arriesgada de algunos aspectos muy imbricados en la sociedad occidental actual, como la moral sexual cristiana, la superioridad de Occidente frente al resto del mundo, el consumismo degenerado o la sacralización de algunos conceptos que se sostienen bien poco al confrontarse con la ciencia. Nadie como ellos para darle la vuelta a esas temáticas de una forma alocada, pero consciente, planteándose grandes preguntas del ser humano: «¿por qué estamos aquí?» o «¿por qué somos lo que somos?» Esto puede sonar a priori bastante difuso e indeterminado, pero en esta cinta consiguieron conformar un corpus en el que se trataban aspectos como el nacimiento, la muerte, la sexualidad o la reflexión filosófica sobre nuestra esencia, y siempre en ese tono irreverente y por momentos surrealista que les caracteriza. Así, para el recuerdo quedan algunas escenas memorables, como el alocado parto en un hospital, la crítica a la moral sexual católica en el número musical Every sperm is sacred, una desinhibida clase práctica de sexualidad, una peculiar (y escabrosa) donación de órganos o el explosivo episodio protagonizado por el hiper-obeso Mr. Creosote. Hay que reconocer que el guión, a pesar de su heterodoxia, está lleno de pequeñas historias geniales y sabiamente convertidas en momentos de gran comicidad, sazonados con algunos números musicales realmente inolvidables. Y no hay que olvidar que, por encima de todo, e incluso de las irreverencias, existe un trabajo muy cuidado en cuanto a producción, sin obviar, ni mucho menos, la maestría de Terry Gilliam en sus pequeños cortes de animación que salpican el metraje. No es la mejor película de los Monty Python (para eso ya está quizá la mucho más redonda La vida de Brian), pero es disfrutable de principio a fin y destila claramente el humor y el surrealismo «pythoniano» por los cuatro costados, aunque también se puede advertir un cierto regusto a despedida por tratar algunos temas desde una óptica más madura y filosófica que en ocasiones anteriores. El anecdotario alrededor de esta película es casi interminable, comenzando por el cortometraje Seguros permanentes Crimson, producido de forma paralela y autónoma al resto de la película por Gilliam (con su propio estudio y equipo); al estadounidense literalmente se le fue el tema de las manos con un segmento tan extenso y ambicioso cuya innegable calidad fue reconocida por el resto del grupo, pero hubo de ser «adelgazado» para no romper el ritmo de la película en sí y utilizado como prólogo independiente. Otros muchos aspectos convierten a este film en algo casi legendario, como el hecho de que el proyecto fuera de tal envergadura que no pudieron recurrir a amigos para financiarlo (como ya había ocurrido con Pink Floyd en Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus locos seguidores y con George Harrison en La vida de Brian), sino que tuvieron que llamar a las puertas de los grandes estudios; Universal accedió, pero pedía una copia del guión, una demanda que fue respondida por los Python por medio de un poema de Eric Idle… que satisfizo finalmente a la productora, sabiendo que, en cualquier caso, habían podido contratar a unos humoristas de gran éxito. El proceso de producción fue largo, tanto que incluso pudieron permitirse el lujo de realizar su también legendario show en vivo Monty Python Live at the Hollywood Bowl (1982), recuperando famosos sketches del Flying Circus. El rodaje en sí también está lleno de detalles divertidos, como la gastroenteritis de John Cleese durante el rodaje del sketch de la guerra zulú, una escena en la que el mismísimo Michael Caine (quien ya había protagonizado Zulu en 1963) tuvo un fugaz cameo, o las vicisitudes durante el rodaje de la escena de Mr. Creosote, en la que el salón de bodas en el que se rodó fue rociado durante días con una sopa que dejó un olor muy fuerte, perceptible para los invitados de una posterior ceremonia en el mismo lugar… Como se puede comprobar por las distintas declaraciones posteriores a la realización del film, el resultado final cosechó críticas internas, sobre todo de John Cleese, quien a partir de entonces daría por terminada su relación con los Monty Python. Desde ese momento se produjo una atomización del grupo y todos fueron centrándose en sus propios proyectos, con mayor o menor fortuna según el caso. Y ya sólo algunos de ellos se juntarían en algunas ocasiones para colaboraciones puntuales, pero nunca se pudo disfrutar de nuevo del grupo en su conjunto, y más después del fallecimiento de Graham Chapman en 1989.

 

 

 


    Esta sesión triple de cine-fórum culminó con el clásico debate que suele proponer la Asociación Cine Sin Fin, una puesta en común de datos y opiniones en el que gran parte de los asistentes (entre los que había varios redactores de The Church of Horrors, además de quien suscribe este texto) se implicó de una manera muy activa, haciendo de estupendo colofón a una tarde trepidante de humor y consumo audiovisual colectivo. Pudimos repasar opiniones sobre los contenidos proyectados y sobre la trayectoria general de los Monty Python, aportar múltiples anécdotas y comentarios sobre lo visto (e incluso sobre otros contenidos que se quedaron fuera de la selección) y llegar en general a un reconocimiento no sólo a su genial capacidad de hacer reír de una forma muy inteligente, sino también a su enorme proyección posterior. Siempre es gratificante ver aficionados al audiovisual disfrutar por primera vez de algún contenido, o hacerlo por primera vez en versión original, pero también queda la posibilidad de haber revisado alguna de las proyecciones en un escenario muy diferente al que permitió hacerlo por primera vez (ya sea una sala de cine sin charla posterior, o bien el sofá de nuestra casa). El balance, como en todas las sesiones de la Asociación, no pudo ser más positivo.


Epílogo 1: Por el momento, tras el anuncio del retorno a los escenarios de los miembros supervivientes de los Monty Python, habrá que contentarse con su «primer material nuevo en mil años» según mencionaba Idle en su cuenta de Twitter, la canción The silly walk song (cuya letra no tiene desperdicio). http://time.com/48702/monty-python-releases-new-song-and-plans-for-last-show-ever/


Epílogo 2: Quién sabe, a lo mejor alguno de los lectores de este texto tiene el enorme e irrepetible placer de poder verles en directo en Londres. En tal caso, sólo cabría darle la más sincera enhorabuena (acompañada de un sentimiento de extrema envidia).


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Pies de foto:

 

[Imagen principal] DAVIES, J. H. y MACNAUGHTON, I. (directores) (1969-1974) Monty Python’s Flying Circus (TV serie, 1330 min. aprox.) Reino Unido: British Broadcasting Corporation, Python (Monty) Pictures.


[Segunda imagen] DAVIES, J. H. y MACNAUGHTON, I. (directores) (1969-1974) Monty Python’s Flying Circus (TV serie, 1330 min. aprox.) Reino Unido: British Broadcasting Corporation, Python (Monty) Pictures.


[Tercera imagen] GILLIAM, T. y JONES, T. (directores) (1975) Monty Python and the Holy Grail (Largometraje, 88 min.) Reino Unido: Michael White Productions, National Film Trustee Company, Python (Monty) Pictures, Twickenham Film Studios.


[Cuarta imagen] GILLIAM, T. y JONES, T. (directores) (1975) Monty Python and the Holy Grail (Largometraje, 88 min.) Reino Unido: Michael White Productions, National Film Trustee Company, Python (Monty) Pictures, Twickenham Film Studios.


[Quinta imagen] GILLIAM, T. y JONES, T. (directores) (1975) Monty Python and the Holy Grail (Largometraje, 88 min.) Reino Unido: Michael White Productions, National Film Trustee Company, Python (Monty) Pictures, Twickenham Film Studios.


[Sexta imagen] JONES, T. y GILLIAM, T. (directores) (1983) The meaning of life (Largometraje, 102 min.) Reino Unido/Estados Unidos: Celandine Films, The Monty Python Partnership, Universal Pictures.


[Séptima imagen] JONES, T. y GILLIAM, T. (directores) (1983) The meaning of life (Largometraje, 102 min.) Reino Unido/Estados Unidos: Celandine Films, The Monty Python Partnership, Universal Pictures.


[Octava imagen] JONES, T. y GILLIAM, T. (directores) (1983) The meaning of life (Largometraje, 102 min.) Reino Unido/Estados Unidos: Celandine Films, The Monty Python Partnership, Universal Pictures.



Bibliografía y enlaces de interés:

 

[1] La excepción es la espantada de Cleese al final de la tercera temporada del Flying Circus, por desavenencias con el resto respecto a cómo estaba funcionando la serie y la creatividad del grupo.


[2] Las dos obras teatrales genuinamente «Python» son: Monty Python's Spamalot (2005), adaptación en forma de musical de la película Monty Python and the Holy Grail, dirigida por Mike Nichols, con guión y participación en la música de Idle, enorme éxito de público y crítica, y una andadura que ha traspasado fronteras e incluso se ha traducido a diversos idiomas; y Not the Messiah (He's a Very Naughty Boy) (2009), otro musical, en este caso con una sola función en el Royal Albert Hall londinense, que adaptaba la película Life of Brian con un tono más operístico, coescrito por Idle, que oficiaba también de maestro de ceremonias, contando con la aparición de Palin, Jones y Gilliam, además de ser filmado y editado en vídeo doméstico al año siguiente.


[3] Los discos y recopilatorios editados por el grupo consisten en grabaciones de sketches televisivos, escenas de sus películas, canciones cómicas y actuaciones en vivo.


[4] Otros largometrajes del grupo: Se armó la gorda/Y ahora algo completamente diferente (And Now For Something Completely Different, 1971), una recopilación de sketches del Flying Circus, y Monty Python en Hollywood Bowl (Monty Python Live at the Hollywood Bowl, 1982), filmación en vivo del show homónimo. Aparte queda No es el Mesías (es un sinvergüenza) (Not the Messiah, he’s a very naughty boy, 2010), filmación también de la obra en vivo, considerado como largometraje plenamente «Python», aunque en él no aparecen Chapman (ya fallecido) ni Cleese.


[5] Para más información, consultar la web de la Asociación www.cinesinfin.com.


DAVIES, J. H. y MACNAUGHTON, I. (directores) (1969-1974) Monty Python’s Flying Circus (TV serie, 1330 min. aprox.) Reino Unido: British Broadcasting Corporation, Python (Monty) Pictures.


GILLIAM, T. y JONES, T. (directores) (1975) Monty Python and the Holy Grail (Largometraje, 88 min.) Reino Unido: Michael White Productions, National Film Trustee Company, Python (Monty) Pictures, Twickenham Film Studios.


JONES, T. y GILLIAM, T. (directores) (1983) The meaning of life (Largometraje, 102 min.) Reino Unido/Estados Unidos: Celandine Films, The Monty Python Partnership, Universal Pictures. 



Monty Python's Flying Circus en IMDb. Recuperado el 25 de abril de 2014 desde: http://www.imdb.com/title/tt0063929/


Monty Python’s Flying Circus en FilmAffinity. Recuperado el 25 de abril de 2014, desde: http://www.filmaffinity.com/es/film426314.html


Monty Python and the Holy Grail en IMDb. Recuperado el 25 de abril de 2014, desde: http://www.imdb.com/title/tt0071853/


Monty Python and the Holy Grail en FilmAffinity. Recuperado el 25 de abril de 2014, desde: http://www.filmaffinity.com/es/film386798.html


The meaning of life en IMDb. Recuperado el 25 de abril de 2014, desde: http://www.imdb.com/title/tt0085959/


The meaning of life en FilmAffinity. Recuperado el 25 de abril de 2014, desde: http://www.filmaffinity.com/es/film746294.html

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Comentarios
Miguel Dávila
Disfruto el cine desde siempre. Lo investigo, escribo y charlo sobre él desde hace mucho.
Mr. Pit: the absent minded
Nicolás CastellViñeta mensual