Llamando a las puertas del cielo
SOCIEDAD

Llamando a las puertas del cielo

    Ya lo dijo Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios, en su momento: «Spain is different». Y no le faltaba razón, viendo como acontecen los hechos en la España de nuestros días uno ya no sabe si reír o llorar. Si se ha vuelto uno loco o es que el mundo se ha quedado ciego, mudo y sordo. O será simplemente que el poder solo lo ostentan sinvergüenzas de la más diversa índole. ¿Los motivos? A continuación.

 


    España es el país donde todos hemos escuchado más de una y mil veces aquello de: «a mí es que no me gusta leer», el país donde aparece en el periódico una foto que bien podría ser una escena de La Vaquilla de Berlanga y que te golpea devolviéndote a la realidad cuando lees el pie de foto: «El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina, acompañados del Obispo y un Guardia Civil colocando la primera piedra de un nuevo cuartel de la Guardia Civil en Fitero». Típica estampa de un Estado laico por definición.


    España es el Estado de Derecho donde los delitos del Franquismo (que no de la Guerra Civil, ya que muchos utilizarían el argumento de: es que en la guerra murió gente de los dos bandos) tienen que ser juzgados en Argentina, mientras la fiscalía se opone y donde algunos de sus verdugos han ocupado diferentes puestos en gobiernos autonómicos y nacionales; cosa que en Alemania sería impensable, por ejemplo; para luego ser erigidos tras su muerte en padres de la democracia.


        «España es la democracia donde los políticos que votamos en secreto nos roban públicamente, el país donde cada cuatro años la población sufre de una amnesia colectiva y vota al partido que hace cuatro años hizo lo mismo que el que ahora está en el poder».


    España es la democracia donde los políticos que votamos en secreto nos roban públicamente, el país donde cada cuatro años la población sufre de una amnesia colectiva y vota al partido que hace cuatro años hizo lo mismo que el que ahora está en el poder y que tanto criticaba, o mejor aún, vota al mismo que votó la última vez, y al cual también critica enfurecidamente. Eso el que se molesta en votar, claro está. Hasta hace poco estaba muy de moda el por todos conocido «yo es que paso de política». Algunos aún no se han dado cuenta que si no haces política, la política te la hacen otros.


    En España no se hace buen cine, te dice tu compañero de clase o de trabajo mientras aprovecha para recomendarte la última súper producción de Hollywood «porque tiene unos efectos especiales acojonantes».


    En España nos han enseñado desde pequeños que protestar y quejarse no sirve para nada, solo te puede traer problemas. Curioso, en España se organizan huelgas y manifestaciones que consiguen que los trabajadores alcancen las condiciones y derechos que reclaman.


    En éste, nuestro país, el presidente del gobierno de turno acude al funeral de Mandela, a llorar la muerte de uno de los mayores activistas y defensores de la igualdad entre razas y los derechos humanos de la historia, mientras en Ceuta y Melilla ponen cuchillas en las alambradas que marcan la frontera con Marruecos, se disparan pelotas de goma a los inmigrantes que huyen a nado de la miseria que hay en su país y, de vez en cuando, aún salta a la palestra la noticia de que algún inmigrante ha sido golpeado y humillado en los CIE’s.


    En España, la solución a estos problemas es prohibir que se proteste. Nos mean en la cara y la prensa española dice que llueve. Con todo esto no es de extrañar que la mayoría ande algo confundida sin saber muy bien que está pasando ni donde posicionarse, otros se rinden por desgaste.


    En España son elegidos (e indultados si se meten en algún lío, como el caso que nos ocupa) como líderes de las juventudes de los partidos mayoritarios gente como Ángel Carromero, que acumulaba 42 multas de tráfico cuando conducía por Cuba, sin puntos, el vehículo en el que murieron dos opositores cubanos tras sufrir un accidente, convirtiéndose en un peligro mayor para la oposición cubana que el propio Fidel Castro.


    Vivimos en la época de lo fugaz, de la prisa; todo se utiliza y se desecha, se busca huir de la realidad, la juventud consume drogas con un efecto cada vez más intenso, más rápido y menos duradero. Nuestros abuelos se sentaban a charlar en el bar mientras se bebían dos vasos de vino (quizá algún día se alargaba la conversación y se bebían nueve, dejándose caer lentamente en los brazos de Baco) mientras que la última moda entre algunos jóvenes de todo el mundo es impregnar un tampón en vodka e introducirlo en la vagina o en el ano para que los efectos del alcohol sean instantáneos. Otros, para escapar, encomiendan su alma a Dios y el Ministerio de Interior concede la Medalla de Oro al Mérito Policial a la Virgen María del Amor.


        «En España, la solución a estos problemas es prohibir que se proteste. Nos mean en la cara y la prensa española dice que llueve. Con todo esto no es de extrañar que la mayoría ande algo confundida sin saber muy bien que está pasando ni donde posicionarse, otros se rinden por desgaste».


    En España, las batallas electorales se libran con medidas como la Ley del Aborto, una ley que durará lo que dure el gobierno actual y que solo causará problemas y dolor a aquellas mujeres que tengan la mala suerte de quedarse embarazadas sin desearlo mientras dure este ejecutivo, y que no tengan los medios suficientes para costearse una interrupción voluntaria del embarazo en algún otro país en el que esté legalizado. Hecho que no hace otra cosa que abrir más la brecha, ya existente, entre las clases adineradas y las que no lo son.


    En España siempre fue mucho más fácil hacerse hueco pisando el trabajo de los demás que haciendo el tuyo propio, intenta creer y luchar por un mundo más justo y lo que prevalecerá sobre todo es que llevas unas zapatillas ADIDAS, no que hayas viajado con ellas a los confines del mundo a realizar trabajos de cooperación de forma voluntaria y altruista.


    En España se inundan las redes sociales de fotos del nuevo Papa que suscriben: «Si una persona es gay, busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?», pero los gays siguen sin tener los mismos derechos ante su Iglesia.


    En España, si nos dan a elegir la cápsula roja o la azul como en Matrix cogeríamos la azul sin dudarlo dos veces. Sin ir más lejos, Jordi Évole nos contó en su Operación Palace una versión del Golpe de Estado del 23-F que no distaba sustancialmente de la que muchos defienden como verdadera, debido a la gran cantidad de interrogantes que aún quedan sin resolver acerca de lo que ocurrió aquel día, para culminar su trabajo diciéndonos que todo había sido una farsa, para qué estemos atentos y seamos conscientes de cómo nos manipulan los medios de comunicación. En ese momento, España suspiró mientras decía: «Menos mal que era mentira y me puedo seguir creyendo todo lo que me han contado todos estos años».


    En España, los más modernos acudían al supermercado más cercano para buscar una lata de Coca-Cola con su nombre y así poder «destapar la felicidad», quizá ni siquiera estén al tanto del ERE que la empresa multinacional, que goza de unos beneficios impensables para la mayoría de los mortales, anunció, debido al cierre de sus plantas embotelladoras en Fuenlabrada, Asturias, Alicante y Palma de Mallorca y que afectará a 1200 trabajadores, hecho que únicamente destapa la miseria de esta multinacional una vez más.


    En España, el fin último con el que la población concibe las redes sociales es mostrar y a la vez conocer los más mínimos detalles de la vida íntima y personal de cada uno de sus contactos, aunque luego te los cruces por tu barrio y ni los saludes.


    En España, se nos dice que vivimos en la tierra de las oportunidades, donde cualquiera puede llegar a lo más alto si trabaja para ello, tú vende ambientadores en un semáforo rezando para poder pagar la factura de la luz mientras Amancio Ortega, referente de empresario patriótico y emprendedor, almacena sus incontables ganancias en Suiza y fabrica su ropa en Bangladesh, llegarás a lo más alto, no te quepa la menor duda.


    En España se dice que todos tenemos un precio, pero algunos aún pensamos que la Libertad, la Dignidad y la Justicia están por encima del dinero y los mercados. ¿Ilusos? Puede ser, pero aquí seguimos: Llamando a las puertas del cielo.


    Como ya sabrán los lectores de este espacio, suelo finalizar mis reflexiones con una canción que engloble o matice lo que con mis palabras he querido expresar. En esta ocasión no podía ser de otra forma. Sin embargo, esta vez he desarrollado el texto y las ideas que en él quedan reflejadas a partir de la canción, es decir, justo a la inversa de lo que acostumbro. He decidido hacerlo de esta manera porque me parece que el corte en cuestión resume con audacia e ingenio de una forma bastante representativa el momento actual que vive España. Sin ningún otro particular os dejo con Nega (Los Chikos del Maíz) y su Llamando a las puertas del cielo, espero que lo disfrutéis: http://www.youtube.com/watch?v=b0dhzXAu8mM

 

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Pies de foto:

 

[Imagen principal] Adrià Fruitós (2014) Llamando a las puertas del cielo.

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Jesús Henares
Licenciado en Medicina. Melómano empedernido. Amante del ser humano, más de su vertiente humana que de la de ser...
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Nicolás CastellViñeta mensual