De California a Baeza
Dentro de poco más de un mes se cumple el centenario de la muerte de Walter Guy Bond, un californiano que acabo con sus huesos (literalmente) en un pueblo perdido de la provincia de Jaén. ¿Y quién es este señor y qué pasó con él? Comencemos por el principio de la historia.
«Esta Baeza, que llaman la Salamanca andaluza, tiene un Instituto, un Seminario, una Escuela de Artes, varios colegios de Segunda Enseñanza, y apenas sabe leer un treinta por ciento de la población. No hay más que una librería donde se venden tarjetas postales, devocionarios y periódicos clericales y pornográficos. Es la comarca más rica de Jaén, y la ciudad está poblada de mendigos y de señoritos arruinados en la ruleta”.
Carta de Antonio Machado a Miguel de Unamuno.
Corría el año 1903 en España, que había dejado de ser un Imperio después de que el acorazado estadounidense Maine se hundiera en las costas cubanas. Alfonso XIII reinaba y el Partido Liberal Conservador, con Francisco Silvela al frente ganaba las elecciones, celebradas por sufragio universal (exclusivamente masculino, eso sí).
España hacía algunos tímidos avances y al mismo tiempo seguía anclada en el pasado, prueba de ello era el poder que la Iglesia católica ejercía sobre una población, bastante atrasada y temerosa de Dios. En este contexto llegó a la península ibérica el pastor de la Iglesia adventista Walter Guy Bond, procedente de California y con la misión de evangelizar a los evangelizadores.
La primera parada fue Cataluña y de ahí pasó a Baeza, en la provincia de Jaén. La particularidad de este municipio es que sin ser capital de provincia cuenta con un templo catedralicio, con lo que nos podemos hacer una idea de como sería la llegada de un pastor protestante yanki con la intención de decirle a las buenas gentes del pueblo que no hay necesidad de hablar con Dios usando a un cura como intermediario, sino que todos los creyentes pueden confesar sus pecados directamente al Altísimo... El mismo Bond recogió en una de las cartas que escribió durante su etapa en tierras baezanas lo siguiente: «Los curas y el fanatismo predominan, haciendo que este, probablemente, sea el lugar más difícil de los que, hasta ahora, hemos encontrado. Pero, incluso aquí, hay esperanza».
Walter Guy Bond, en su afán por mezclarse con la población local castellanizó su nombre para pasar a ser Gualterio Guido Bond. Lo cierto es que consiguió que muchas personas se interesaran por sus palabras e incluso que abandonaran su anterior fe para abrazar el protestantismo, pero también es cierto que consiguió que el clero se fijara en él y no con buenos ojos.
«Un pastor protestante yanki con la intención de decirle a las buenas gentes del pueblo que no hay necesidad de hablar con Dios usando a un cura como intermediario».
La historia del californiano se mezcla en Baeza por azares del destino con una de las figuras más importantes de la poesía española: Antonio Machado. La vivienda de Gualterio estaba en la calle Cipriano Alhambra número 6, muy cerca de la casa del profesor de francés y poeta, que llegó a Baeza en 1912. No se ha podido demostrar, pero según se cuenta, Walter y Antonio compartían impresiones y tertulias en los corrillos intelectuales de la ciudad, siendo muy críticos con la iglesia católica como no puede ser de otra manera por la condición de uno y otro. En cualquier caso, si existió la relación entre el poeta y el pastor, no duró mucho.
El 12 de noviembre de 1914, Walter fallecía en su domicilio a los 35 años de edad. Según el parte de defunción, la causa de la muerte fue una peritonitis, aunque las últimas palabras que dedicó a su hermano Frank fueron propias de una muerte no natural: «Perdono a mis verdugos». El pastor mantuvo que había sido víctima de una perversa maquinación para acabar con su vida hasta su último aliento. En cualquier caso, su relación con Baeza había sido lo suficientemente estrecha, ya que eligió el camposanto de esta ciudad para que sus restos reposaran, aunque su mujer e hijos volvieron a Estados Unidos. Pero este descanso no duraría mucho tiempo.
Al finalizar la Guerra Civil Española y dentro de las locuras y los horrores unidos a este conflicto bélico, el alcalde ordenó exhumar los restos del pastor y darle sepultura en una fosa común junto a los llamados impíos, ya que lo consideró un enemigo de la patria y de la fe católica.
Hoy en día, la ciudad de Baeza está muy lejos de la imagen sombría que recogió Machado en la carta enviada a Unamuno y junto a la vecina ciudad de Úbeda, forma parte de las ciudades patrimonio de la humanidad de la UNESCO. Así mismo, la sede de la Universidad Internacional de Andalucía, (que toma su nombre del poeta sevillano) con sus alumnos y los turistas que visitan a diario sus monumentos dotan de una vida cultural a este municipio de apenas 16.000 habitantes que más de un núcleo de población más grande quisiera para sí.
Parece que ya era el momento de hacer las paces con una parte del pasado y desde el año 2010 una placa en el cementerio local recuerda la memoria de este pastor protestante californiano, que coincidió con Antonio Machado en un pueblo del sur de España, mitad andaluz y mitad manchego.
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Pies de foto:
[Imagen principal] Jose Antonio Carmona Villa-Real.
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Por Giuseppe Brunetto, 30 sep 2014, en Cultura.
Y eso de criticar y denostar a la iglesia católica, de origen divino, fundada por Cristo y asistida hasta el final de los tiempos por el Espíritu Santo, que el mismo Cristo ya anunció, que el poder del infierno no la derrotara, y que bien lo sabia El, pues formada por hombres, con lo que eso supone de imperfección humana, y por supuesto que ha habido, hay y habrá ministros indignos, poco ejemplares, y hasta abominables, pero a pesar de ello la Iglesia es santa, es una, es católica, es apostólica y romana porque así lo quiso Jesús, un solo pastor, bajo un solo cayado el de Pedro.
¿Y un pastor protestante va a venir a reevangelizarnos? A la Baeza cristiana desde los primeros tiempos por la predicación de San Tesifon, de San Isidoro, de San Fernando III, de San Vicente Ferrer, de San Juan de la Cruz, de San Miguel de los Santos, tumba de San Pedro Pascual; y que decir de San Juan de Ávila que nos escogió para fundar su universidad faro espiritual cultural y religioso de la época, etc...Y dice que somos unos fanáticos, que en nuestras actitudes hay fanatismo...¡vamos... Vamos!!, mas bien diría que lo que hay es una fe recia, heredada de padres a hijos, y con el poso de los siglos, que afortunadamente no se dejo engatusar por un pastor charlatán, que seguro no tenía mas luces que las del día, en aquellos años del primer tercio del siglo XX.
¡Pobres americanos!, sin historia y sin nada...envidia cochina; que orgullo ser duro de mollera, ...quiere decir, que la predicación no calló en terreno pedregoso.... sino en el fértil ...que perdura hasta nuestros días.
Creo que este no es el lugar para desfogues místico-religiosos, para eso existen otros púlpitos.
La carta de Machado a Unamuno no sólo es verdad sino que esa misma carta tiene apreciaciones mucho más duras sobre Baeza. Pero para ciertos sectores de "cultura" cutre que huele a humedad y cerrazón, prefieren recordar sólo al Machado del soso y manido ..."Soñaré contigo cuando no te vea".
La historia de este protestante yanqui es tan cierta como que hay dia y noche. Pero hay quienes quieren ocultar la verdad y se molestan porque se sepa. Los hechos son los que son y los responsables sólo los que los hicieron. No fue la insensatez inhumana de la guerra civil, sino la del bando golpista, de los fascistas nacional-católicos, que en frio y con vergonzosa inhumanidad ejecutaron un acto tan animal como el descrito: sacar los restos de un ser humano de su enterramiento para "tirarlos" por el simple pecado de no ser de su misma secta.¡¡¡Y eso que era cristiano!!! Sólo una acotación a este artículo, que me parece estupendo por el contenido y por la forma de hacerlo (enhorabuena): la fosa común "de los impíos" era la fosa donde un centenar de personas fueron vilmente asesinadas, fusiladas, tras la guerra civil por los mismos que perpetraron la edificante exhumación de Walter Guy y por otro delito parecido al del anterior (no pensar como ellos), y también se utilizó luego para quienes se suicidaban (acto, al parecer, no correspondiente con la estricta moral ultracatólica del momento, que, por lo que se ve, aún perdura en algún fósil). O sea, era el lugar de los "indeseables" por cuestiones de pensamiento. Una forma muy "moral", muy "cristiana", muy "patriota" de ver la vida.
Repito mi enhorabuena.