El aburrimiento en la música rock: cansancio y actitud revolucionaria
El aburrimiento, es un estado emocional y psicológico inducido por el cansancio —normalmente debido a la reiteración de acciones y experiencias, o por falta de interés, desgana, etc.— o por no tener nada que divierta o distraiga.
Esta sensación es tan antigua como el hombre mismo o más. Kierkegaard llegó a afirmar que el aburrimiento creó el mundo: «Dios se aburría y creó a Adán y a Eva, y de ahí hasta ahora». Es un tema, también, recurrente entre los existencialistas, que formularon numerosas teorías sobre el asunto. Exponente de ello son las obras tanto de Kierkegaard como de Schopenhauer.
El concepto de aburrimiento proviene de las palabras latinas ab, que significa 'sin', y horrere 'horror', es decir, la existencia sin temor a nada, impasible. De esta forma siempre se ha afanado el hombre en ocupar el tiempo en cualquier cosa, ya fuera para distraerse, encontrar sentido a su vida, alcanzar una meta o resolver un problema. Cuando ninguno de estos momentos tiene lugar el hombre se sume en la más honda desesperación.
Como todos habremos comprobado en nuestras propias carnes, el aburrimiento es algo común, y más si cabe en estos tiempos postmodernos en los que el sistema nos atiborra de entretenimientos miles, todos vacíos: televisión, cine, video-consolas, internet… Realmente nos hartamos de escuchar la misma música y nos desesperamos por encontrar la novedad, de ver por enésima vez la bazofia que nos muestran en televisión mientras dormimos la siesta, o de ir al trabajo para realizar una y otra vez la misma acción: hartos de tener de todo y no tener nada, ni esperanza ni ilusión ni sorpresas.
Ante esto podemos adoptar dos posturas: quedarnos contemplando la situación y sufriendo, o actuando («porque si lo que propone el sistema oficial no estimula el ánimo, el corazón tenderá hacia otros destinos mejores» como escribió Vicente Verdú en su columna de El País). Sobre esta dicotomía y sobre la música rock en algunas de sus vertientes (el rock es demasiado amplio en este tema como para contenerlo en un artículo) trataremos de exponer el hastío, el tedio, el cansancio… el aburrimiento.
Aburrimiento y revolución: el advenimiento del punk.
Tras la II Guerra Mundial, en las sociedades occidentales se implanta el denominado Welfare State o Estado del bienestar, dando lugar a los años de mayor prosperidad conocidos por el hombre, donde existía el pleno empleo y todo tipo de servicios públicos, haciendo una vida apacible y cómoda. Pero como en el paraíso también habita el aburrimiento, todo se fue al garete a partir de 1973 y la crisis del petróleo; ya fuese por el auge de la derecha neoliberal, produciendo la ruptura del consenso sobre el mantenimiento del Estado del Bienestar o por el incipiente descontento de las clases medias —y sobre todo de los jóvenes de esa clase—, que ante las bondades del sistema advirtieron que se podía dejar atrás el capitalismo de Estado y avanzar hacia otros mundos posibles. Antes de aquella fecha fatídica tuvo lugar un período convulso. Las revueltas sociales se diseminaban por todo el planeta, la guerra de Vietnam estaba siendo un estruendoso fracaso y el sueño revolucionario se extendía como la pólvora, ciudades como México o París sufrieron sus consecuencias. Aunque es en Francia donde las revueltas estudiantiles ocupan el protagonismo del desencanto a escala mundial, etapa conocida por todos como Mayo del 68.
Es a partir de entonces cuando tienen lugar expresiones políticas y sociales de corte radical, que tienen su correlato, como era de esperar, en la cultura y las artes. En la música, aparece una manifestación concomitante: el punk.
«El punk es la máxima expresión del hastío y del hartazgo de una generación contra el sistema y la realidad de aquellos días, de ahí que se asocie punk con anti-sistema o anti-capitalismo».
El punk es la máxima expresión del hastío y del hartazgo de una generación contra el sistema y la realidad de aquellos días, de ahí que se asocie punk con anti-sistema o anti-capitalismo. Pero los punkis no estaban solo aburridos de la sociedad y de la política, también lo estaban de la música de su tiempo. En el Reino Unido de la década de los sesenta triunfaba el rock progresivo de bandas como Jethro Tull, Yes, King Crimson, Emerson y un largo etcétera. Este estilo se caracterizaba por el virtuosismo en la interpretación y por la búsqueda sin fin de sonoridades y estructuras musicales inusuales. Era una forma de acercarse a la música clásica a través de una banda de rock. Con el punk ocurriría todo lo contrario. Hartos de tanto ensimismamiento y parafernalias, cuentos de hadas y universos exóticos, los punkis le dieron una patada en el culo a todos esos pretenciosos roqueros centrándose en la realidad del momento a base de guitarras desafinadas, actitud y asco.
El aburrimiento se convierte, por tanto, en uno de los temas recurrentes del imaginario punk, quedando plasmado en las letras salvajes de algunos de sus grupos.
Quizás Buzzcocks fueron los primeros en plasmarlo en la letra de una de sus canciones allá por 1976, concretamente «Boredom» de su primer EP, Spiral Scratch, el cual marcó un hito en la cultura musical al ser la primera edición a través de un sello independiente, New Hormones ORG1, creado ad hoc por el grupo, y que pronto extendió su influencia por la zona de Manchester. Son muchos, ahora, los que reivindican este disco como inspirador de la cultura DIY.
Pues bien, en dicho tema, Howard Devoto a las voces y Pete Shelley a la guitarra como pilares básicos, descargan su rabia, en escasos tres minutos, contra el statu quo imperante a base de estructuras minimalistas (el solo de guitarra son dos notas repetidas sesenta y seis veces) y pura actitud. Al mismo tiempo la letra muestra el aburrimiento propio del punk con frases como «You know the scene is very humdrum», en relación con la cultura musical, o con «I'm already a has-been/my future ain´t what it was» de una apatía emocional y personal demoledora. En conjunto, tanto en la letra como en la música se expresa el aburrimiento con humor satírico, lo que no era de esperar es que tras la grabación triunfara la ironía y el cantante (Howard Devoto) abandonara el grupo manifestando sin dolor en las entrañas: «Me aburro muy fácilmente; aunque el aburrimiento me sirve de catalizador para después concebir y ejecutar una nueva vocación». No era de extrañar que los daños colaterales no tardaran en aparecer.
Otro grupo emblemático, The Clash, también tuvo interés en el tema. Si bien, a diferencia del resto de grupos punk, The Clash no abrazaron irremisiblemente el nihilismo que ondeaban cual bandera otros grupos como los afamados Sex Pistols, sino que volcaron todas sus expectativas sobre un sólida base ideológica, en al cual la política se hacía esencial para un movimiento que andaba errante y que queda patente en las palabras de su representante, Bernard Rhodes —que fue para los Clash como Malcolm McLaren a los Sex Pistols— que les dijo: «Escribid sobre lo que es importante». Eso hicieron. En su primer y homónimo disco hicieron gala de su aburrimiento, pero a diferencia del resto de grupos punk, hacia un objetivo (político) concreto: los Estados Unidos. «I'm so bored with the USA», fruto de una mala audición por parte de Joe Strummer en el primer ensayo del grupo, que entendió eso y no «I'm so bored with you», verdadero título del tema. Mick Jones se lo dedicó a su ex novia y finalmente quedó como uno de los alegatos más duros contra el gobierno yanqui. Fue uno de los principales temas del repertorio hasta 1978, tocándola con menos asiduidad, aunque durante su gira por los Estados Unidos la utilizaron para abrir los conciertos. En la letra dicen exactamente lo que sugiere el título que no es sí no el cansancio por la influencia americana sobre la cultura inglesa, el abuso de drogas por parte de los soldados del Ejército americano (particularmente la heroína), el apoyo a dictadores del Tercer Mundo, la política de Richard Nixon (y el caso Watergate) y menciones a la series policíacas Starsky y Hutch y Kojak. Para The Clash el aburrimiento era un arma ideológica cargada de rabia contra el imperio y así lo demostraron a lo largo de su discografía, tratando en todo momento de mostrar su apatía y disconformidad con variados asuntos de contenido social y político, convirtiéndose en una banda excepcional para una época crítica. Lo que me lleva a pensar: ¿surgirán unos The Clash, ahora, con esta crisis tan grave? Quién sabe.
Por otra parte, Iggy Pop, primero con los Stooges —estandarte del protopunk— y más tarde en solitario —ya con el nombre de Iggy Pop—también le dedicó una canción al aburrimiento: «I'm Bored». Tema perteneciente a su tercer disco en solitario New Values que no tuvo mucho éxito en Estados Unidos —quedando en las listas de Billboard Top 200 en el puesto 180—, sin embargo si tuvo cierta repercusión en Australia y Nueva Zelanda. Fue en Australia donde Iggy interpretó «I'm Bored», en una memorable aparición en la Australian Broadcasting Corporation. Una actuación totalmente anárquica donde La Iguana intentó subir al escenario al público, concretamente a chicas adolescentes que se apartaban asustadas, y que vino acompañada de una estrambótica entrevista en la que Iggy no paraba de moverse e intentaba imitar sin conseguirlo el acento australiano. Todo un espectáculo. La letra es una declaración de intenciones: estaba muy muy aburrido. Desde un punto de vista totalmente personal, Iggy Pop manifiesta su cansancio proclamándose el director del aburrimiento («I'm the chairman of the bored») y dejando claro que no es amigo de lo que ve y siente, de lo que vive («I'm sick/ I'm sick of all my kicks/ I'm sick of all my stiffs/ I'm sick of all my dips»). En realidad, un tema nada pesado, y más si se trata del inquieto Iggy Pop.
En la variedad está el aburrimiento.
En aquella época, años 70 y 80 —siendo el punk portavoz del descontento social, a pesar de que persistieron y surgieron, a la vez, nuevos estilos musicales— ninguno —excepto el primero— se arrogó el derecho a manifestar su apatía. Por lo que el concepto de aburrimiento se focalizó mayoritariamente con las expresiones más radicales y canallas del arte, mientras que en el resto era un sentimiento que se ahogaba entre alucinaciones y fiestas salvajes.
Como todo lo que empieza tiende a acabar, el punk, como todo, fue diluyéndose dejando, eso sí, una especial huella en los variados estilos musicales que tuvieron lugar durante la década de los 80. Punk-rock, post-punk, hardcore, ska, rock alternativo… en estos y muchos otros el punk se queda como mera etiqueta acompañante o como influencia —especialmente en lo musical, ya que la interpretación minimalista, muy propia del punk, es evidente en la mayoría de fórmulas compositivas de aquella década— perdiéndose por el camino la actitud y la constante insumisión frente a la realidad.
En épocas posteriores —años 90 y principios del siglo XXI— lo que predomina es una nueva mentalidad, denominada hacía ya tiempo como posmodernidad —término de significado vago que sin embargo contiene alguna de las claves de la sociedad de nuestras días— y que se acentuó tras la caída del muro de Berlín. Se produce así una ruptura en la bipolarización del mundo, y éste se occidentaliza.
«La occidentalización supone la hegemonía del pensamiento neoliberal, de los mercados y de las finanzas, donde el dinero es protagonista, único dios de la nueva religión, afectando a todas las capas de la sociedad».
La occidentalización supone la hegemonía del pensamiento neoliberal, de los mercados y de las finanzas, donde el dinero es protagonista, único dios de la nueva religión, afectando a todas las capas de la sociedad. Como correlato, en lo estrictamente musical, lo mainstream, es decir la cultura popular o de masas, se encuentra prácticamente controlada por grandes multinacionales del entretenimiento, y se convierte en paradigma del capitalismo dentro de la música, denominada a partir de entonces como industria musical o de entretenimiento —en nuestros días, en franco declive—. Dentro de la música mainstream la temática que encontramos se ciñe al hiperconsumismo, al sexo fácil, al poder y la diversión sin cortapisas, disponiendo a una sociedad a ser felizmente engañada, a través de estereotipos e imágenes que distorsionan la realidad, una realidad donde el aburrimiento se convierte en un molesto enemigo.
A pesar de esto, el espíritu de las vanguardias artísticas de décadas pretéritas se reencarnará en las escenas underground e indie —sobre todo en la cultura DIY, que como vimos se produce con la eclosión punk—, posicionándose a principios de los 90 como contrapartida a la cultura mainstream, que se vuelve insulsa, pobre y aburrida. No es de extrañar, y ya lo comprobaremos con ejemplos más adelante, que muchas de las críticas vertidas a través de canciones manifiesten su cansancio frente a la industria musical y su mensaje hipócrita.
Si bien, en los años 90 y principios del siglo XXI —y por influjo de una nueva filosofía y estilo de vida— a diferencia de lo ocurrido en la década de los 60, no es solo un movimiento quien aglutina el conjunto del descontento, sino una pléyade de bandas de diversos estilos, donde prima la variedad, lo ecléctico y la fusión. Un tema como el aburrimiento, por tanto, no debía desprenderse del ideario contracultural o underground, sino que tenía que convertirse en fuente de expresión constante de un sentimiento cada vez más extendido entre las actuales generaciones; y parece que así ha sido.
Un grupo significativo para entender el posicionamiento idealista que venimos analizando es Deftones. Los californianos aparecieron en una época de eclosión musical, que más tarde vino a etiquetarse como escena nu-metal, con su disco Adrenaline, cargado de inolvidables riffs de guitarra y voces que se salían de la norma habitual. En sus letras hacen guiños a la adolescencia con temas como las decepciones amorosas, las frustraciones cotidianas y las situaciones depresivas; dedicando exclusivamente un tema al aburrimiento: «Bored«. En él, su cantante, Chino Moreno se desgañita pronunciando la frase «I get bored» cual mantra, vinculando el desencanto o la decepción con la desesperación de no poder alcanzar lo deseado, ya sea un amor, un futuro mejor o una realización personal; sensación bastante habitual entre nuestros adolescentes, que marca la pauta de la desazón propia de la desubicación o alienación constante en la que se ven sumidos.
Dentro de éste género musical otros grupos también se han acercado a dicho tema como es el caso de los conocidos System of a Down, aunque desde otra perspectiva. En el tema «Lonely Day» de su último disco Hypnotize, los SOAD expresan los efectos de una soledad manifiesta, la cual conlleva un esperado hastío que a su vez diluye todo atisbo de miedo (And if you go, / I wanna go with you. / And if you die, / I wanna die with you…). La soledad crea aburrimiento pero también valentía. Una forma positiva de superar esos fantasmas acechantes.
Desde un punto de vista más cómico Bloodhound Gang también dejaron evidencia de una de los tantos efectos que produce el aburrimiento. Si el aburrimiento es el estado derivado de la falta de entretenimiento, del vacío de una vida escasa en sorpresas la mejor forma de combatirlo es haciendo multitud de cosas, es decir, con la inquietud. «Mope» es el símil perfecto de esa arma perfecta de combate, cargado de humor y sampleados salvajes. A través de un horror vacui de rimas hilarantes y samples (utilizando partes de «For Whom The Bell Tolls» de Metallica, de la cancioncilla de Pac-Man o el «Holy Macaroni» de Homer Simpson en el especial de Halloween VI) los Bloodhound Gang esquivan el aburrimiento con la diversión desmedida, la verborrea descontrolada y el humor. Hay que estar verdaderamente hartos de todo para concebir un tema como «Mope», y los Bloodhound Gang lo estaban.
No muy alejados de la propuesta anterior, Monster Magnet, un grupo de bizarros amantes de la Serie B, incluyeron en su último trabajo hasta la fecha un tema con el título de «Bored with sorcery» donde mezclan la ciencia ficción, el esoterismo, y el espíritu roquero, lo que podríamos denominar como aburrimiento freak. Como ellos, muchas otras bandas como Marilyn Manson, White Zombie o Danzig han desarrollado una tendencia a unir diversas temáticas que giran alrededor del satanismo, el esoterismo, la Serie B, etc., con la intención aparente de huir de una realidad que detestan, y que a veces se manifiesta de forma frívola y falsa, ya que muchos de estos grupos han sucumbido al poder de la industria dejando su discurso vacío.
Sin embargo no siempre es así. ¿Qué es de aquella expresión punk que agitaba como bandera el tedio? ¿Qué queda de aquello en el mare magnum de la diversidad musical actual? Algún resquicio queda, en la transformada escena punk-rock y hardcore, en canciones como «Longview» de Green Day, «Bored and extremely dangerous» de Bad Religion o «Children of the bored» de Suicidial Tendencies.
«Longview», single del disco Dookie, es una descripción intensa de un hombre aburrido. La letra nos habla de una persona frente al televisor, masturbándose y fumando hierba para aplacar la sensación desagradable de no tener nada que hacer, aunque el resultado no sea del todo fructífero. Evidencia el papel de la televisión, el sexo y las drogas como única vía de salida, dejando entrever que en el fondo la televisión, el sexo y las drogas son catalizadores del aburrimiento de masas. Por un lado sirven para salir del pozo de la inactividad y otras veces son generadoras del mismo. Valgan las expresiones: «fumo por aburrimiento», «la tele me aburre», «me mato a pajas». No se si el bueno de Billie Joe lo hizo con intención, pero el tema tiene una carga crítica muy interesante, que temo mucho no llegó a calar en todos aquellos que escucharon el tema en 1994 y que la auparon al puesto número uno de las listas americanas.
Por otro lado, «Bored and extremely dangerous» de Bad Religion toma una posición política y trata de explicarnos que el aburrimiento es un arma (política). El aburrimiento es igual para todos, la diferencia es qué hacer con él. Bad Religion muestran descontento y desilusión por la cosas que ocurren pero con una actitud frente a ellas cuasi violenta, pidiendo a voz en grito «retribution» (venganza), con la esperanza de que todo el mundo se una en una causa común («If only someone would listen to me»).
A base de guitarrazos y rollo funky, Suicidial Tendencies al igual que Bad Religion intentan concienciarnos de que el aburrimiento es inducido («The slogan on the TV says just do it/ We say just screw it») y que produce unos resultados inesperados («Here comes the violence»). Como vemos, dentro de la escena punk/hardcore se ha tomado consciencia de que el aburrimiento puede ser un arma política y, como no, de cambio.
Aburrimiento made in Spain.
En la piel de toro también encontramos dos ejemplos —entre tantos— de grupos que también se han preocupado en difundir un estado de ánimo tan extendido. El primero es el grupo de rock Def Con Dos. Conocidos por sus ácidas e irreverentes rimas y su compromiso social. Es bien conocido su disco «Ultramemia» de 1996, donde nos introducían en un idílico lugar del mismo nombre, de la siguiente forma: «[…] una metrópoli, centro catalizador de los más destacados valores de la cultura de occidente. Familia, municipio y chandal, son los pilares fundamentales sobre los que descansa esta nueva sociedad». En el tema homónimo van detallando las maravillas de esta nueva sociedad caracterizada por el conformismo, la falsa felicidad y el orden, y como no, el aburrimiento como sedante de una masa idiotizada («Porque estás en Ultramemia/ Vivirás en Ultramemia/ Has nacido en Ultramemia/ Y te morirás de asco bordando con tu tedio su bandera»). Los paralelismos con nuestra sociedad bienpensante son evidentes.
No menos corrosivos son los sevillanos Narco con su lírica llena de alusiones al narcotráfico, a la violencia callejera, el “talego”, el rechazo a la autoridad, críticas a la hipocresía de la iglesia, etc., conformando una crónica de un barrio marginal donde se suceden todos estos hechos rutinariamente. En su disco de 2001, “Chaparrón de Plomo” y un su tema “A tomar por culo el mundo” nos narran una historia de drogadicción donde el personaje (un “yonki” heroinómano) sufre las consecuencias de la marginación (Ya nadie te busca, todos pasan de ti, ti/ Sé que preguntan pero ninguno se interesa/ Y por todo lo que has hecho, ahora se han dado cuenta, todo lo bueno en ti ya no tiene ningún precio), de la que no puede escapar (que no sirvo para nada y que yo soy un error/ que las calles venden mierda y yo no puedo escapar) y de la que siente un hartazgo (Cada vez más hundido en esta puta mierda/ quiero escapar pero me vuelvo a aburrir y entonces nada…) imposible, por que el propio aburrimiento de su existencia lo paraliza; aunque intenta buscar una salida (Toda mi vida es una puta mierda, / creo que no podrá irme peor / Sin miedo a nada que me pueda pasar / el miedo lo pierdo con una inyección letal) con el suicidio. Otra consecuencia más del aburrimiento, esta vez dentro de un contexto menos habitual, que nos puede hacer reflexionar sobre aquella parte de la sociedad «invisible» que damos de lado, y que nos puede servir para repensar nuestras vidas.
Conclusiones.
Podemos deducir, por tanto, que en las últimas décadas se ha creado un estado de desafección y desilusión que ha afectado a todas las capas de la población, expresándose en múltiples sentidos (económico, social, político…) que han permeado como era de esperar en la cultura popular. Si antes era patrimonio exclusivo de un expresión cultural y vital más reducida, con la entrada del nuevo siglo, el aburrimiento como temática, se ha expandido a través de diversas formas de expresión, no solo en la música, y dentro de la música, el rock, sino en otros ámbitos del arte y la cultura.
El aburrimiento es esencial en el ser humano y enfrentarnos a él, a veces, no nos reporta ningún beneficio. Ante esta conclusión, os invito a que repenséis ¿qué es el aburrimiento?, ya sea a través de la música, el arte, la política o cualquier expresión. El aburrimiento puede incitar a todo lo contrario a no hacer nada. Así que: ¡aburríos!
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Pies de foto:
[Imagen principal] Miguel Ángel Vázquez (2012) El aburrimiento en la música rock.
Por Xisco Garcia, 17 mar 2012, en Música.
Gran trabajo, enhorabuena a los dos hijos de puta que lo han engendrado.