La hiperinformación, los dispositivos móviles y las redes sociales han hecho que prime más la inmediatez que la ortografía. Escribir bien parece secundario cuando se puede entender lo escrito, porque erróneamente, está en el imaginario popular que la corrección de estilo es cosa de escritores y periodistas, y los que no lo son se preguntan ¿para qué molestarse en buscar una palabra en el diccionario para escribir un mensaje en twitter?
Todas las mañanas lo mismo. Mismo minuto en el despertador. Misma sintonía. La primera mirada siempre es hacia la ventana, ¿llueve? me pregunto.