Un lóbrego reflejo (III)
TELEVISIÓN

Un lóbrego reflejo (III)

    ¡Extra! Nueva entrega de Black Mirror (y ya van tres).


Si la tecnología es una droga -y se siente como tal- entonces, ¿cuales son los efectos secundarios?. Esta área -entre el placer y el malestar- es donde Black Mirror, mi nueva serie, está establecida.


El «espejo negro». Charlie Brooker.


    El 16 de diciembre se estrenaba en Channel 4 de la televisión británica el especial de Black Mirror, titulado: White Christmas. Esta vez el espejo está adornado con motivos navideños, nieve y regalos. Además cuenta con una duración de 75 minutos y con un plantel de lujo: Jon Hamm (Don Draper en Mad Men) Rafe Spall (Yann Martel en Life of Pi) y Oona Chaplin (Talisa Maegyr en Game of Thrones) Aunque tanto ornamento y caras conocidas no debe llevarnos a equívoco, ya que lo que nos muestra White Christmas es igual de oscuro y el resultado tanto o más perturbador que el resto de escenarios a los que nos tiene acostumbrado Charlie Brooker.


    La trama arranca en lo que parece ser una cabaña, afuera todo está nevado, una melodía hace que un meditabundo Joe Potter (Rafe Spall) se incorpore y levante de la cama, junto al espejo la foto de una mujer, ¿quién es? Un golpe en la cocina denota que hay alguien más allí, quienquiera que sea está preparando la comida. El avezado cocinero es Matt Trent (Jon Hamm), por lo que parece, Joe y él no mantienen una relación muy estrecha y a juzgar por las apariencias, la comunicación entre ambos brilla por su ausencia. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga y qué mejor día que Navidad para comer, beber, departir y conocer un poco más a aquél con el que compartes morada. Sea cual sea la razón, ambos están allí porque algo ha salido mal en sus vidas…


AVISO, a partir de aquí hay algunos SPOILERS


    Matt parece más hablador y toma la iniciativa, decide contar su historia a Joe. Se autodefine como una especie de gurú, de mentor espiritual. A todos nos ha venido bien que nos echen una mano en alguna ocasión, pero… ¿Qué pasaría si pudieran aconsejarnos en tiempo real y sin que nadie más se diera cuenta? Bienvenido al mañana, he aquí las lentillas «Z-Eye» para combatir los problemas de confianza y perder el miedo escénico. He aquí la primera premisa malrollera que nos muestra Brooker. Este dispositivo permite ver a través de los ojos de otras personas y al mismo tiempo hablar con el portador del sistema mediante un pinganillo. ¿Acojona? Un poco, sí. Aquí aparece el personaje de Harry, al que da vida Rasmus Hardiker. Este hombre «contrata» los servicios de Matt con el fin de mejorar sus dotes para ligar y superar los miedos que lo asaltan cuando intenta hablar con una mujer. ¿Qué mejor que confiar en las vocecillas de nuestra cabeza y arrojarnos a la piscina? Después de elegir (bajo supervisión de Matt) la ropa para la ocasión Harry, se cuela en una fiesta de Navidad de una empresa cualquiera y fija su objetivo: Jennifer. Por lo que parece, poco interesada en banalidades y temas intrascendentes. Pero recuerda Harry, el 90% del cortejo reside en escuchar a la otra persona, ahí reside el secreto de la seducción…



    Pero no. Matt no es realmente un gurú, es más bien un experto en domotica 5.0. Un nuevo sistema hecho a la carta y 200% al gusto del usuario más exigente y detallista que lo contrate. El funcionamiento es simple: se instala un artilugio llamado «galleta» bajo la sien del cliente durante una semana y va absorbiendo las preferencias y particularidades de la mente en cuestión… ¿quién no querría algo así? Segunda idea perturbadora que nos regala el creador.


    Pero centrémonos en el duo protagonista y volvamos a la cabaña. La charla está teniendo efectos satisfactorios, y sí, Matt es más hablador pero el vino y la historia de su parroquiano parecen haber «despertado» las ganas de hablar de Joe, «eres un buen hombre que hizo algo malo» le dice el primero, ¿pero qué ha sido? Es el momento de mostrar la tercera perla. Malditas «Z-Eye»… No solo servían para ligar sin calentarnos la cabeza, además añaden una opción perfecta para no tratar con más indeseables.


INTERMISSION, PLEASE STAND BY


Una canción.


    La opción de bloqueo hace que la persona objeto del mismo sea vista por la persona que la activa como si estuviera cubierto por interferencias de televisión y da igual que hable porque su voz se percibe de forma inteligible, «¿Me tocas las narices? Te bloqueo y quédate ahí con tus gilipolleces» ¡Bravo! Algo así le ha pasado a Joe con su pareja, ya no hay cabida para los tres stickers de Whatsapp o del «✓ visto: lun 20:26» de Facebook. Esto va en serio. Joe casi derrumbado llena su copa de vino y entre lágrimas decide contar ese oscuro secreto que guarda en el interior de su mente. Es el momento de encajar todas las piezas de puzzle…



    La ambientación y puesta en escena de White Christmas hace que los elementos irreales parezcan encajar de forma más que natural en lo que se nos muestra y es eso mismo, esa naturalidad la que asusta mucho. Por ejemplo, la parte en la que Matt está asesorando a Harry en la fiesta y al mismo tiempo está comentando la jugada con más personas a través de la multipantalla de algo parecido a Skype, es casi real hoy en día. Y yendo más lejos: ¿no podrían ser las lentillas «Z-Eye» la evolución de las gafas de google? Parece que no hay nada al azar en Black Mirror y aunque llevado al extremo sabemos que no esta serie no da puntadas sin hilo. De hecho, sorprende ver la ausencia de elementos tecnológicos en esa especie de purgatorio que representa la cabaña. Bueno, hay una radio.


    Sin duda, Black Mirror ha vuelto con fuerza en su especial de Navidad. Parecía que iba a ser difícil sorprender después de lo visto en las dos temporadas anteriores. Pero no es así, golpea y además con saña. Yo ya me he recuperado, ¿para cuándo el siguiente?


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Pies de foto:


    [Imagen principal] Charlie Brooker (dir.) (2014). «White Christmas», Black Mirror (TV 75'). Reino Unido: Channel 4.


    [Segunda imagen] Charlie Brooker (dir.) (2014). «White Christmas», Black Mirror (TV 75'). Reino Unido: Channel 4.


    [Tercera imagen] Charlie Brooker (dir.) (2014). «White Christmas», Black Mirror (TV 75'). Reino Unido: Channel 4.


Enlaces de interés:


    White Christmas. Ficha técnica en FilmAffinity.  


    White Christmas.. Ficha técnica en IMDb.


    Irma Thomas - Anyone Who Knows What Love Is (♪♬).


    Wizzard - I Wish It Could Be Christmas Everyday (♪♬).

 

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Comentarios
[01 feb 2015 12:31] Miguel Dávila escribió:
Capítulo enorme, efectivamente sin nada al azar, y con una narrativa que te deja pegado a tu butaca/sofá.
La serie lo ha vuelto a conseguir: el pasado mañana, el futuro muy cercano (y, como dices, en algunos casos ya presente) y el uso que se haga de las tecnologías da miedo. Mucho miedo.
Gran artículo, enhorabuena, Valentín.
[03 feb 2015 21:04] Valentín Rodríguez Cámara <http://thechurchofhorrors.com/sitios/bellam/> escribió:
¡Muchas gracias Miguel!