Su hija perdería un padre en lugar de ganar un marido
Michael Corleone, hijo de Don Vito del que heredó el apellido y, a su pesar, el título de Padrino de una próspera familia mafiosa neoyorquina, solo se casó una vez por amor.
La mujer que lo sedujo y le hizo reverdecer su lado más italiano, oculto bajo su traje de universitario estadounidense que luchó heroicamente en la Segunda Guerra Mundial, fue Apollonia Vitelli. Esta bellísima siciliana y Michael se conocieron en Corleone, durante el tiempo en el que el hijo de Don Vito se ocultaba de la Policía, tras haber perpetrado un doble crimen en la Gran Manzana. El padre de la «afortunada» regentaba un bar.
La historia no es del que escribe sino, como es más que conocido, de Mario Puzo, que la noveló, y de Francis Ford Coppola que la transformó en una trilogía cinematográfica, con guión del primero. La ambientación de esta parte de la trama hizo que el rodaje se trasladara a Sicilia, pero Corleone no fue el lugar elegido para la filmación, sino que Coppola optó por un pequeño pueblecito, llamado Savoca, para recrear el momento en el que Michelle se prenda de Apollonia y otras andanzas.
El Bar Vitelli existe, de hecho, está exactamente igual que en la cinta, salvo que el de verdad tiene una parra que da sombra a la terraza y, en su interior, a modo de altar, hay fotos y objetos de la película, además de otras curiosidades, como un árbol genealógico de los Corleone. El menú no es muy variado, pero se puede disfrutar del típico antipasti, un entrante a base de embutidos, queso y aceitunas, de una birra o vino; también hay café, agua para los turistas y, algo irresistible para todo aquel que sea un admirador de El Padrino, se venden camisetas. La más bonita es la que reproduce la escena en la que Michael está sentado en la puerta del establecimiento, vestido con chaleco y boina, custodiado por uno de sus guardaespaldas, con la misma guisa y un trabuco, del que más vale no decir nada, para no desvelar el argumento a aquel que lo desconozca.
A Vitelli, que es llamado a la presencia de Michael Corleone, su futuro yerno le dice aquello de «su hija perdería un padre en lugar de ganar un marido». Con esta sentencia, el joven mafioso ataja cualquier recelo del hombre, que, como buen suegro, no está por la labor de entregar a su hija al primer mindundi que se le acerque.
En Savoca, Corleone en la película, también se toma la escena de la boda, en la iglesia de San Nicolás, como recuerda una placa.
¿Por qué no se rodó en Corleone para el rodaje? Es menos bonito que Savoca, eso es cierto, y también es un municipio siciliano vinculado a la familia realmente. Michele Navarra, Luciano Leggio, Leoluca Bagarella, Salvatore Riina y Bernardo Provenzano son hijos de este pueblo, de unos doce mil habitantes, que son conocidos no por sus buenas obras sino por ser líderes de la Cosa Nostra. El clan de los Corleonesi existe y, de hecho, inspiró a Puzo cuando creó El Padrino. A Riina se le atribuye, entre otras acciones muy expeditivas, por sangrientas, la muerte de Giovanni Falcone, el juez que acosó a esta organizacion criminal.
Savoca y Corleone no están ni siquiera cerca en el mapa, llegar de una a otra requiere horas de conducción a través de las caóticas carretereas de Sicilia, pero son dos lugares que forman parte del paisaje de Sicilia, y Sicilia es lo que se ve y se lee en El Padrino, al menos en parte, y merece ser conocida, con sus luces y sus sombras.
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Pies de foto:
[Imagen principal] JuliusW (2011). Bar Vitelli.
[Segunda imagen] JuliusW (2011). Iglesia de San Nicolás.
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Por Giuseppe Brunetto, 30 sep 2014, en Cultura.