La serie 'Alcatraz', ¿un plagio de la Historia de España?
SOCIEDAD

La serie 'Alcatraz', ¿un plagio de la Historia de España?

    Hace unos días, terminé de «merendarme» la primera (y por lo que vengo leyendo va a ser la última) temporada de Alcatraz, serie producida, entre otros, por J. J. Abrams; co-creador de una de las mejores series que he tenido oportunidad de ver: Lost.



    El argumento de la serie gira en torno a la prisión de Alcatraz (Bahía de San Francisco), de cuyos muros desaparecieron, en 1963, tanto presos como guardias sin dejar rastro alguno, todo ello tapado por la «clausura oficial» de la prisión. En la actualidad, una unidad secreta del gobierno se encarga de intentar arrestar a los desaparecidos, que misteriosamente, están «regresando» al presente para cometer tropelías varias cumpliendo órdenes de no se sabe quién, pero con un pequeño detalle: no han envejecido.

 

    Pensaréis que escribo para realizar una crítica de la serie, aunque prefiero reservármela en este artículo: y es que pongo en la palestra este argumento tan «ficticio» para realizar un símil con la actualidad, si se me permite.

 

    Viajemos a España, al año… no sé, por ejemplo, 1975. Efectivamente, «Franco ha muerto», pensaréis algunos. El tardofranquismo estaba a punto de explotar, dividido entre el continuismo y el inmovilismo más estricto. Tras una larga agonía, Francisco Franco muere, nos deja, desaparece… Poco tiempo después, se nos vendería que el régimen había terminado, que estaba acabado, que venían nuevos tiempos de prosperidad y libertad para los españoles. Nos hicieron delante de nuestras narices una «clausura oficial» del franquismo, untando en vaselina una Constitución que proclama la mitad de lo que tiene que proclamar, y que cumple menos de un cuarto de lo que proclama. ¿Qué más podíamos pedir?

 

    España comienza un viaje psicotrópico por el maravilloso mundo de la democracia de supermercado, esa que tiene como bandera el rojo, el amarillo y un ladrillo, esa que se basa en buscar a los ciudadanos aborregados cada cuatro años para renovar el cheque en blanco del «hago lo que me sale de los cojones» que se van repartiendo entre los azules y los rojos desteñidos, con la complicidad de otros cuantos colores y de la mayoría de la población. Después de todo, estamos en democracia. ¿Qué preferiríais, la Alemania nazi?


         «Se estaba acuchillando a la Sanidad y estrangulando a la Educación mientras se pisoteaban los derechos sociales y laborales y se escupía a la cara a las personas dependientes y más desfavorecidas».


    El caso es que a finales de la década de los 2000, el efecto de la «drogaína», como decía un conocido mío, se empezó a acabar. La ciudadanía empezó a tener resaca, una resaca bestial. Y se dieron cuenta, no sin antes tener que darse algún que otro golpe contra el asfalto, de que los personajes que un lejano día manejaron nuestro querido país, estaban volviendo, y más fuertes que nunca. El Estado del Bienestar Psicotrópico del que disfrutábamos cuando estábamos puestos hasta arriba estaba en peligro. Se estaba acuchillando a la Sanidad y estrangulando a la Educación mientras se pisoteaban los derechos sociales y laborales y se escupía a la cara a las personas dependientes y más desfavorecidas. Para colmo, los mismos camellos que nos vendían las drogas nos estaban echando la culpa de haber abusado de ellas, qué alucinógena ironía…

 

    La gente (poca) empezó a tomar conciencia de lo que estaba ocurriendo, y comenzó a organizarse, pero sus esfuerzos no conseguían calar en la mayoría de la población, que reclamaba más drogas en vez de un tratamiento de desintoxicación. Algunos de los desenganchados empezaron a asustarse al ver que ya no distinguían los colores; que el rojo desteñido y el azul ya no eran colores, sino figuras transparentes, casi fantasmales.

 

    Más gente siguió aglutinándose, en forma de pequeñas reuniones o simples quedadas de amigos. Estos individuos seguían debatiendo y debatiendo, intentando llegar a una conclusión científica sobre cómo era posible que después de más de 30 años esos personajes tan nefastos de nuestra historia estuvieran volviendo a nuestro presente más inmediato, no sólo sin ninguna merma, sino con fuerzas renovadas. Las preguntas y los suspiros volaban, hasta que alguien lanzó las palabras mágicas: «¿Y si realmente nunca se fueron? ¿Y si todo fue una farsa?».

 

    Si la SGAE también cobrara por derechos de Historia de España, deberían demandar a J. J. Abrams por Alcatraz.


    Pd: la penúltima frase no es Spoiler sobre la serie. Aún no se sabe qué coño hacen los presos del 63 en el año 2012.


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Pies de foto:

[Imagen principal] Carolina Jiménez (2012) La serie 'Alcatraz', ¿un plagio de la Historia de España?

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Comentarios
[17 abr 2012 15:50] Miguel Ángel escribió:
Me gustan mucho ambas reflexiones. Quiero decir, tanto la ilustración como el artículo en sí, son metáforas geniales de la situación que estamos viviendo ahora mismo. Genial todo, de verdad
[18 abr 2012 00:41] Xiscor escribió:
Yo también creo que vivimos en un país dónde los muertos del pasado parecen revivir y la clase trabajadora (The Working Dead)pues eso... zombis. Muy chulo el artículo y la comparación con Alcatraz. Yeah!
Kike López
Guitarrista en MundoZero. Técnico en Sistemas de Telecomunicación. Técnico de Sonido. Melómano empedernido.