Juan Pablo II y la política
La imagen del papa Juan Pablo II ha sido muy mediática, mostrándolo como un papa renovador de la Iglesia a pesar de defender sus posturas más conservadoras o algunos aspectos oscuros de su pasado. Además, se han creado algunos mitos, como sus supuestas acciones para salvar judíos del nazismo o la atribución de la caída de la Unión Soviética junto al presidente estadounidense Ronald Reagan.
El papa Francisco canonizó este año a Juan XXIII y Juan Pablo II. En este artículo nos centraremos en el segundo, concretamente en su faceta política, dejando al margen (parcialmente) su liderazgo religioso. Por este motivo, me abstendré de comentar aspectos doctrinales polémicos como pueden ser su rechazo a los anticonceptivos, el divorcio, el sacerdocio de la mujer, etc.
Breve biografía.
Karol Wojtyla, posteriormente conocido como Juan Pablo II, nació el 18 de mayo de 1920 en Polonia. Desde joven mostró interés por la vida sacerdotal, la cual compaginará en su juventud junto con el teatro. Será nombrado Obispo auxiliar en 1958 por el papa Pío XII y más tarde Arzobispo de Cracovia en 1962 por el papa Pablo VI. Vivió durante la ocupación alemana de Polonia y bajo el sistema comunista polaco, no siendo muy simpatizante con ninguno de estos dos sistemas. Se le atribuye un activismo disidente, aunque se podrá comprobar posteriormente que es más propaganda que realidad.
Tras la muerte de Juan Pablo I será nombrado papa el 16 de octubre de 1978, siendo el primer papa polaco de la Historia y el primero que no era italiano desde 1523. Hablaba 13 idiomas y llegó a canonizar a 483 santos y a beatificar a 1340 personajes. Realizará una extensa labor pastoral a lo largo de distintos rincones del mundo, ganándose el apodo de «Papa viajero». Mantendrá los aspectos más conservadores de la Iglesia Católica y a su vez, siguió con la labor del papa Juan XXIII en relación al acercamiento de los católicos a otras confesiones religiosas. Morirá el 2 de abril del año 2005.
¿Salvó Karol Wojtyla la vida de algunos judíos?
Tras ser nombrado papa, la propaganda del Vaticano lanzó el mito de su ayuda a los judíos polacos durante la Segunda Guerra Mundial, a los cuales, según dicen, entregaba pasaportes falsos para poder salir del país.
Existen precedentes de papas (o personajes que luego lo fueron) que salvaron a judíos del nazismo. Uno de ellos será Angelo Roncalli, futuro Juan XXIII, que bajo el cargo de Delegado Apostólico en Turquía y Grecia consiguió salvar la vida de centenares de judíos. Incluso el papa Pío XII, llamado por el historiador John Cornwell «el papa de Hitler», permitirá a los judíos refugiarse en conventos cuando la balanza de la victoria durante la guerra estaba de parte de los Aliados.
No fue este el caso de Karol Wojtyla. El autor que más ha investigado sobre la falsedad de este mito es David Yallop en su obra El poder y la gloria: Juan Pablo II, ¿santo o político?
La fuente que cita el Vaticano para defender la tesis de que Karol Wojtyla protegió a judíos del nazismo se basan en B'nai Brith, organización judía filantrópica. Sin embargo, esta organización no poseía evidencia alguna de que Wojtyla hubiera salvado a judíos, incluso miembros de la misma han afirmado a David Yallop que haya hecho esas declaraciones en algún momento del pasado.
«Realizará una extensa labor pastoral a lo largo de distintos rincones del mundo, ganándose el apodo de "Papa viajero"».
En 1985, el cineasta judeo-polaco Marek Halter realizó un documental sobre los gentiles que ayudaron a los judíos durante la guerra. Para documentarse, llegó a entrevistar al propio Juan Pablo II, tras lo cual quedó decepcionado. Así lo narra:
«No le pregunté si era verdad que él había salvado a judíos, que ayudó a judíos, qué hizo realmente en la época de la guerra. Yo tenía testimonios. Personas de Stanislaw Gibisch. Otras personas, sus amigos judíos, el hijo del abogado, Kluger, pero nunca le pregunté al papa. (...)
-¿Usted tenía muchos amigos judíos- le pregunté – antes de la guerra? Él dijo: - Sí.- Yo le dije: -¿Y todos fueron asesinados?- Su rostro cambió. Dijo: - Sí. Es horrible. Cierto. Fueron asesinados. Y yo le dije: -Pero algunos sobrevivieron. Fueron salvados. Él dijo: -Gott sei Dank! Entonces le hice la pregunta importante: -Y usted, Santo Padre, ¿Hizo algo por ellos?
Su rostro cambió y dijo: -No creo que yo... no. No- dijo. Eso me sorprendió mucho, porque creí que él me contaría alguna anécdota. Una anécdota de que durante la guerra había estado muy ocupado preparando los documentos falsos, pasaportes para los judíos, porque yo me había enterado de eso, porque eso era lo que la gente me había dicho, pero él me dijo “No”, y eso me detuvo. No supe qué preguntarle después, y mi entrevista también se detuvo, terminó. Excepto por este gesto: me tomó entre sus brazos como un hermano con un horrible sentimiento de culpa y me sentí muy frustrado. Muy frustrado.»
Otras supuestas pruebas en las que se basa este mito son las declaraciones de Jerzy Zubrzycki en la revista Time. Éste afirmó que aquella entrevista nunca tuvo lugar y que jamás hizo los comentarios que se le atribuyen.
La Simon Wisenthal Organisation no conserva ninguna información sobre la supuesta ayuda de Karol Wojtyla y el doctor Mordecai Paldiel, director del Departamento de Justicia y miembro del Museo Yad Vashem de Israel (creado para honrar a las víctimas del Holocausto) afirmó que «No tenemos ningún registro del rescate por Wojtyla de judíos durante los años de guerra (...) No hemos recibido ningún testimonio o documentación sobre ese asunto».
¿Fue Juan Pablo II el responsable de la caída de la URSS?
Posiblemente, el mito más famoso sobre Juan Pablo II es que él fue el responsable, junto con el presidente estadounidense Ronald Reagan, de la caída de la Unión Soviética.
Si bien Juan Pablo II tuvo lazos con el sindicato Solidarnosc en Polonia, al cual financiaba la CIA a través de la Banca del Vaticano, lo cierto es que Wojtyla no imaginaba que el comunismo perdería la Guerra Fría, llegando a calificarlo de «indestructible» y dijo que las afirmaciones de que él fue el artífice de la caída del comunismo eran «ridículas». Así mismo, durante su etapa como obispo auxiliar y Arzobispo de Cracovia no tuvo una especial militancia anti-comunista en Polonia.
«Wojtyla no imaginaba que el comunismo perdería la Guerra Fría, llegando a calificarlo de "indestructible"».
Los expedientes de la policía secreta polaca en los años cincuenta no consideraron a Karol Wojtyla como un personaje peligroso del que debían cuidarse, aunque sí sucedió con algunos sacerdotes católicos que fueron detenidos (el caso del padre Kuroski). Así consta en un informe:
«Hasta ahora no ha participado en abierta actividad política anti-estatal. Parece que la política es su lado débil (...) Carece de cualidades de organización y liderazgo, y ésta es su debilidad en su rivalidad con Wyszynski».
Stefan Wyszynski fue un cardenal polaco que, al contrario de Wojtyla, sí mantuvo una actitud hostil pública hacia el comunismo. Tras haber accedido al papado, Juan Pablo II recibió las felicitaciones del gobierno comunista polaco. Wojtyla, por su parte, criticará a Wyszynski por sus críticas al gobierno, calificándole de «anciano que había perdido el sentido de la orientación».
Otro mito en relación a éste, lo encontramos en torno a la figura del sicario turco Mehmet Alí Agca, el cual intentará asesinar a Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981. Alí Agca no acabó con la vida de Juan Pablo II, aunque sí consiguió herirle en un brazo y en el abdomen. Como parte de la propaganda anti-comunista, se va a afirmar que Alí Agca era un agente enviado por parte de los servicios secretos búlgaros y soviéticos para acabar con la influencia del papa. Esto se ha mostrado sin ningún tipo de tapujos en un biopic televisivo sobre Juan Pablo II.
Sin embargo, Alí Agca era miembro de una organización nacionalista turca de extrema derecha llamada Lobos Grises que despreciaba tanto el sistema soviético como el estadounidense. Calificó su atentado como una protesta por «la muerte de miles de personas inocentes por dictaduras y el imperialismo soviético y estadounidense». La pistola con la que realizó su atentado no era búlgara ni soviética, sino del líder de los Lobos Grises, llamado Omer Bagci.
Juan Pablo II visitará tras su recuperación a Alí Agca y le perdonará lo que hizo. De lo que se habló nada se sabe, aunque el segundo afirmará que en la misma confesó a Juan Pablo II quiénes estaban detrás del atentado. Se especula que, aparte de los Lobos Grises, pudiera estar el ayatolá Jomeini o incluso hombres influyentes del Vaticano.
Existen, además, ciertas críticas al capitalismo salvaje en las encíclicas de Juan Pablo II, ya que, si bien no le gustaba el comunismo, pensaba que las sociedades occidentales eran moralmente decadentes. David Yallop lo resume bastante bien en el siguiente párrafo:
«Juan Pablo II ciertamente despreciaba al comunismo, pero nunca se sintió encantado con el capitalismo y el modo de vida estadounidense. Siempre experimentó profunda desconfianza de EEUU, y veía a la mayoría de los países occidentales como decadentes y moralmente inferiores a Polonia. Sus opiniones sobre esas materias eran bien conocidas, y le causaban continuas fricciones con su secretario de Estado, el cardenal Casaroli».
Postura ante la teología de la Liberación.
Cuando se le preguntó a Juan Pablo II su opinión acerca de la llamada Teología de la Liberación, de creciente éxito por entonces en Latinoamérica, él declaró lo siguiente: «depende de qué teología de la liberación. Si hablamos de la teología de la liberación de Cristo, no de Marx, estoy totalmente a favor de ella».
Su oposición a dicha corriente se manifiesta en su actitud inflexible hacia los personajes más reformistas de la Iglesia. A través de la Congregación de la Doctrina de la Fe (antiguamente conocida como Santa Inquisición y posteriormente Santo Oficio), liderada por Joseph Ratzinger, futuro papa Benedicto XVI, alejará de sus cargos al teólogo sueco Hans Küng, así como al brasileño Leonardo Boff o al nicaragüense Ernesto Cardenal.
«Su oposición a dicha corriente (Teología de la Liberación) se manifiesta en su actitud inflexible hacia los personajes más reformistas de la Iglesia».
A este último le reprendió públicamente en su visita a Nicaragua por su papel en la revolución y en el gobierno sandinista de Daniel Ortega (ejercía de Ministro de Cultura), por entonces, de corte marxista. En los últimos días, Ernesto Cardenal ha considerado la canonización de Juan Pablo II como «monstruosa» aludiendo a la defensa de éste a Marciel Macial (de lo que hablaré más adelante).
En la citada visita a Nicaragua de 1983, condenó públicamente a través de un culto televisado a la Iglesia Popular por considerarla «absurda y peligrosa». Los militantes sandinistas comenzaron a criticarle durante aquel discurso, interrumpiéndole. «Queremos una iglesia aliada con los pobres», respondieron. Como no estaba acostumbrado a interrupciones, comenzó a pedir silencio. Ante el grito de «¡Queremos paz!», él dijo «la primera que quiere la paz es la Iglesia». Pese a todo, esta misa no pudo ser bien escuchada ante los gritos de oposición.
Del mismo modo, hizo caso omiso a las denuncias del Arzobispo salvadoreño Óscar Romero, que le puso al corriente de las matanzas que los escuadrones de la muerte realizaban con el pueblo, incluso entre algunos sacerdotes que ayudaban a los pobres. Tras el asesinato de Óscar Romero por parte de estos escuadrones, Juan Pablo II no lo consideró un mártir y pensaba que en realidad había sido asesinado por izquierdistas que usarían aquel atentado para provocar una revuelta en El Salvador.
Apoyo al Opus Dei y a los Legionarios de Cristo.
Juan Pablo II convertirá en prelatura a la congregación católica del Opus Dei en 1982 y canonizará a su fundador, Josemaría Escrivá de Balaguer, admirador de Franco y Hitler. Éste pensaba que Hitler había sido «maltratado» por la opinión mundial, ya que «es imposible que haya matado a seis millones de judíos. Sólo pudo ser un millón a lo sumo».
Más polémico fue su apoyo a los Legionarios de Cristo y a su líder mexicano Marcial Maciel, cuyos delitos pedófilos han sido más que demostrados. En 1997 ocho ex miembros de los Legionarios de Cristo escribieron a Juan Pablo II denunciando los abusos sexuales que Marcial Maciel había cometido contra ellos:
«Quienes ahora Os escribimos somos varios hombres cristianos, doblemente víctimas en dos claras épocas de nuestra vida: primero durante nuestra adolescencia y juventud y, luego, en nuestra madurez, por parte de un sacerdote y religioso muy allegado a Vos, que repetidamente abusó, antaño, sexualmente y de otras maneras de nosotros, indefensos, lejos de nuestros padres o tutores, en países diversos y lejanos del nuestro».
Juan Pablo II hizo caso omiso de ello, protegiendo a Marcial Maciel de las acusaciones y alabando su ministerio el 30 de noviembre del 2004 (un año antes de su muerte) con motivo del 60 aniversario de su ordenación como sacerdote:
«Mi afectuoso saludo se dirige ante todo al querido padre Maciel, al que de buen grado acompaño con mis más cordiales deseos de un ministerio sacerdotal colmado de los dones del Espíritu Santo (...) Con estos sentimientos y deseos, imparto de corazón al querido padre Maciel y a todos vosotros, aquí presentes, una especial bendición apostólica, que de buen grado extiendo a los miembros de vuestra familia religiosa y a todos aquellos con quienes os encontréis en vuestro apostolado diario».
Juan Pablo II y las dictaduras.
Juan Pablo II visitó Chile en 1987 bajo el régimen del general Augusto Pinochet, no haciendo ningún tipo de condena al régimen, si bien en otras ocasiones no se ha privado de criticar que gobiernos electos legalizaran el aborto o el matrimonio homosexual (ej: Francia, España...), además de la libertad de expresión durante su visita a Cuba. Además, nombró Secretario de Estado del Vaticano a Angelo Sodano, el cual había sido nuncio en Chile durante el régimen de Pinochet.
«No se ha privado de criticar que gobiernos electos legalizaran el aborto o el matrimonio homosexual».
No llegó a visitar al régimen argentino, pero sí mantuvo silencio de sus crímenes. Al igual que ocurrió con Angelo Sodano, nombró al nucio Pio Laghi como pronuncio en Estados Unidos, Jefe de la Congregación para la Educación Católica, además de cardenal y cardenal protodiácono. Pio Laghi fue denunciado por las Madres de la Plaza de Mayo ante la Justicia Italiana por su complicidad en crímenes contra la Humanidad durante el régimen militar argentino.
En su visita a Argentina en 1987, ya instaurada la democracia, Juan Pablo II se negó a recibir a las Madres de la Plaza de Mayo, al contrario del actual papa Francisco, que ha conseguido el beneplácito de la presidenta Hebe de Bonafini. Además, se dedicó a sermonear al presidente Raúl Alfonsín sobre los Derechos Humanos.
Finalmente, si bien Juan Pablo II condenó públicamente el sistema del apartheid sudafricano, el Banco del Vaticano prestaba secretamente 172 millones de dólares a agencias oficiales sudafricanas.
Algunos aspectos positivos.
Interconfesionalidad: Juan Pablo II siguió la línea de reconciliación entre la Iglesia Católica y las demás confesiones religiosas que ya había iniciado Juan XXIII. De esta forma, fue el primer papa en la Historia en visitar una sinagoga, concretamente la Gran Sinagoga de Roma el 13 de abril de 1986. En una visita a Israel, rezará ante el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para la fe judía.
También fue el primer papa en visitar una mezquita (Damasco), una iglesia luterana (Roma), una iglesia ortodoxa (Bucarest) y un templo budista (Bangkok).
Reconciliación con el darwinismo: el 24 de octubre de 1996, Juan Pablo II reconoció que la teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin en el siglo pasado era «algo más que una hipótesis». Previamente, había sido condenada por Pío XII. También pidió perdón por el proceso a Galileo.
«Juan Pablo II siguió la línea de reconciliación entre la Iglesia Católica y las demás confesiones religiosas que ya había iniciado Juan XXIII».
Apoyo al pueblo palestino: si bien el Vaticano se manifiesta neutral en el conflicto israelí-palestino, Juan Pablo II ha sido el Papa que más ha apoyado la causa palestina. Llegó a visitar como líder espiritual las zonas controladas por las autoridades palestinas y firmó un acuerdo entre el Vaticano y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en el año 2000. Recibirá en el Vaticano al líder palestino Yasser Arafat en 1982, el cual declaró que aquello «significa un reforzamiento del valor humano y moral de la lucha de la resistencia palestina».
Condena al bloqueo contra Cuba: durante su visita a Cuba en 1998, Juan Pablo II condenó el bloqueo norteamericano contra el país caribeño. Previamente había visitado otros países comunistas, como Polonia (su país natal) en junio de 1979 y en 1983, además de Benín en 1982.
Condena de la Guerra de Irak (2003): sobre la Guerra contra el Irak de Saddam Hussein en el año 2003 por supuesta posesión de armas de destrucción masiva, Juan Pablo II hizo las siguientes declaraciones:
«¡No a la guerra! La guerra no siempre es inevitable. Siempre es una derrota para la Humanidad».
«¿Y qué vamos a decir de la amenaza de una guerra que podría golpear a Irak, la tierra de los profetas, un pueblo que ya ha estado dolorosamente a prueba por más de doce años de embargo?».
«La guerra en sí misma es un ataque contra la vida humana, ya que deja tras de sí sufrimiento y muerte. La batalla por la paz es siempre una batalla por la vida».
«No se puede decidir a favor de la guerra, aun cuando sea cuestión de asegurar el bien común, excepto como última opción y de acuerdo con condiciones muy estrictas, sin ignorar las consecuencias para la población civil, tanto durante como después de las operaciones militares».
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Pies de foto:
[Imagen principal] Xavier Mula (2014).
Bibliografía:
YALLOP, David, El poder y la gloria: Juan Pablo II, ¿santo o político?
Enlaces de interés:
Diálogo entre monseñor Óscar Arnulfo Romero y el Papa Juan Pablo II, en www.voltairenet.org
Un ateo blasfemo, en www.elmundo.es
Documental: Visitas de Juan Pablo II a Nicaragua https://www.youtube.com/watch?v=RAFSwv_5Uc8&feature=youtu.be
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