Escarbar en las profundidades del alma es el único lujo que podemos permitirnos la mayoría de los mortales. Ir a nuestros sitios secretos y recuperar una sensación en la que poder volver a regodearnos es algo que hacemos casi de manera inconsciente; únicamente hay que hacer viajes de retorno, no hace falta ni que nos movamos del sitio, una canción, un olor, una frase, una voz o una película pueden ser nuestros billetes de vuelta.
¿Una producción con intertítulos y en blanco y negro en pleno nuevo milenio? The artist no es la excepción, ni la primera vez que una película volvía a quedarse muda después de muchos años de cine sonoro. Pero es un homenaje al Hollywood de esa coyuntura determinante en la evolución del séptimo arte, a la vez que una fábula visual que sorprendió y fue muy aclamada por el público y la crítica, consiguiendo numerosos premios y reconocimientos.