Entrevista a Carolina Plata
Te quise y te sigo queriendo, como dice la canción es la ópera prima de la granadina Carolina Plata. A partir del descubrimiento de unas cartas escritas por su abuelo y dirigidas a su abuela, la joven ha recreado, mediante una pieza cinematográfica, una historia de amor a medio camino entre el documental y la ficción. La cineasta parte de la representación para exponer al público a un juego extradiegético donde se reconstruye el pasado de su familia y se expone el costumbrismo andaluz, reflejado en diálogos, escenarios y situaciones cotidianas. Se trata de una historia íntima que puede resultar familiar.
TCoH: ¿Qué tal la experiencia de dirigir tu primer cortometraje? ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor?
En octubre de 2014 di por finalizado el proyecto, casi nueve meses después de haber empezado a trabajar en él. Después de ver el resultado ya en pantalla, siempre me he dicho lo mismo: «ha sido una experiencia a veces dolorosa, otras veces reconfortante». Pasé de una sensación de esfuerzo e impulso muy fuerte a, por fin, la calma. Como creadora pones a prueba tus límites, acabas agotada, y cuando esa calma llega lo piensas fríamente: «he sido capaz de movilizar a un equipo tan numeroso porque tenía muchas ganas de sacar este proyecto adelante. Si al proyecto ambicioso que te formaste en la cabeza unes la profesionalidad de un equipo que colaboró desinteresadamente y dio lo mejor de sí por amor al arte, el resultado tiene que ser bueno». Soy, por otra parte, consciente del sacrificio que el equipo, amigos y mi familia han tenido que hacer para colaborar y prestarme su ayuda.
En su día, cuando me aventuré a realizar este proyecto, me prometí que uno de los objetivos era exponer a mi familia para intentar menguar las responsabilidades y la culpa que las circunstancias familiares habían depositado en nosotros, así como intentar no excederme y abrir más la herida. Mi mayor recompensa ha sido esa, recuperar un pasado que estaba guardado en el altillo del armario de la habitación de mi abuela, encerrado en las cartas de mi abuelo. También comprender, ya en pantalla, que ciertas evoluciones a veces se hacen inevitables y casi involuntarias. Aunque yo soy producto de mi familia y sus rupturas, mis raíces son, en cierto modo, lo que me ha condicionado a llevar a cabo este proyecto con toda mi energía y confianza. Todo proceso de reminiscencia es un proceso de redención, de aprendizaje.
TCoH: El pasado 10 de enero la sala Expositiva de Granada acogió el estreno de tu cortometraje. ¿Qué tal la acogida por parte del público?
Nadie, salvo algunos compañeros del equipo técnico, había visto el corto, ni siquiera mi familia. Es más ni siquiera mi abuela sabía que ella iba a aparecer en él. El público lloró. «Aunque el corto hable de tu familia, has sabido hacer de algo cotidiano y banal, algo tan andaluz y costumbrista, cine», me decían algunos. Casi todos coincidieron en que querían más. Después de 17 minutos de corto, querían conocer más de mi familia, querían más minutos. La sorpresa para todos fue quizás el juego entre ficción y documental al que expongo la historia. También muchos resaltaron el valor poético de las escenas dedicadas a Granada y sus paisajes. Y cómo no, todos se identificaron con ese costumbrismo andaluz que va desde los diálogos hasta las localizaciones y escenarios. Fue muy bonito poder compartir este primer trabajo con un público tan sensible, y hacerlo en mi ciudad.
«Mi pretensión fue partir de una historia tan íntima y hacerla cine, que el espectador viese en ella todas las historias, todas las familias».
TCoH: ¿Qué historia se esconde detrás del cortometraje? Está basado en la historia de amor entre tus abuelos, ¿no es así?
Te quise y te estoy queriendo, como dice la canción surge de una carta, en concreto, de una frase escrita en esa carta que envió mi abuelo a mi abuela el 26 de abril de 1963: «Rosario le dices a mi hermana de mi parte que vaya a por ti para llevarte al cine y que te diviertas, que te lo mereces». El remitente señalaba, en una cuartilla de color garbanzo con líneas negras, que la carta fue escrita en Almería, donde mi abuelo hizo el servicio militar. Después de ésta tuve que leerlas todas, cartas llenas de faltas de ortografía y un inexplicable anhelo, que mi abuela guardaba junto con los álbumes de fotografías familiares. Cuando finalicé dicha tarea sentí la impotencia de no tener respuesta, ansiaba el contraplano de mi abuela joven y pasional, amando a mi abuelo. Pero el punto de vista era ya inamovible, solo pude acceder a las palabras de él. Las palabras de mi abuela, como bien dice ella, las habría quemado o roto mi abuelo en aquellos años.
Esa frase era para mí un comienzo, al menos tenía el comienzo: una mujer y un hombre que se enamoran. Luego ya vendría su retrato, su vivo retrato y la familia. Mi motivación para realizar esta obra audiovisual era reforzar el concepto de familia como responsable, primero de lo que somos: la idea del individuo como producto directo de una familia. Por esta razón en mi cortometraje nunca llegas a profundizar en los dramas individuales o a conocer un desarrollo claro de los personajes. Solo los expongo, los dejo ahí vulnerables para representar un conjunto. Y para entender ese conjunto era imprescindible remontarme a cómo se conocieron mis abuelos, cómo se amaron y se desearon. A partir de ahí, el desarrollo del discurso amoroso se torna gastado y asfixiante. Desecho para ello la ficción pura y expongo a los actores a un juego extradiegético donde reconstruimos el pasado. Ese pasado se origina en el primer encuentro entre dos personas que se amaron o soportaron toda la vida y concluye con la familia que se originó después.
Cuando decidí contar que la idea para mi cortometraje era exponer a mi familia a la representación y la interpretación de aquellos que lo visionaran, llegó el conflicto: «¿por qué los expones?», me decían. Tardé semanas en encontrar mi respuesta, debía exponer a mi familia a dicha representación para conseguir mirarla con esa distancia que solo conseguimos con las imágenes, como cuando vemos las fotografías de los álbumes rancios y gastados que guardamos en los altillos de los armarios.
Mi pretensión fue partir de una historia tan íntima y hacerla cine, que el espectador viese en ella todas las historias, todas las familias. Las historias familiares muchas veces son tan cotidianas que eso ya las hace valiosas. Esta es una historia familiar cotidiana y costumbrista pero con el contrapunto de la representación y el juego de lo extradiegético. De ahí que el corto esté a medio camino entre la ficción y el documental. Yo diría que el cortometraje es un documental ficcionado de una historia que tuvo lugar en la Granada de los sesenta, vista ahora desde nuestro tiempo.
TCoH: El cortometraje ha sido rodado íntegramente en Granada. ¿En qué zonas exactamente?
La mayor parte del cortometraje se rodó en una casa ubicada en el pueblo de Atarfe. A la ciudad y sus paisajes dedico la secuencia final. El final lo rodamos en la Alhambra, en las termas de Santa Fe, el Mirador de San Miguel Alto y su ermita, las vistas de Sierra Nevada y calles del Albaicín. Imágenes de la Granada de hoy que se mezclan con la voz en off de mis abuelos en la Granada de los sesenta.
TCoH: ¿Cuál es el equipo técnico y artístico con el que has contado para el rodaje de este cortometraje?
El corto ha contado con un equipo (técnico y artístico) compuesto por 33 personas. En su gran mayoría, granadinos también y amigos de la universidad de Madrid. Así, el director de fotografía, Julio Llorente, y su equipo se desplazaron desde Madrid a Granada en las fechas del rodaje. Julio, director de fotografía en publicidad y en cortometrajes, documentales o videoclips, fue operador de cámara en el making of en la película Magical Girl de Carlos Vermut, nominada a los Goya este año. De la dirección de arte se encargó Samuel Cabrera, que fue mi compañero de trabajo en El secreto de Puente Viejo. Además, conté con la ayuda de Marco Barada, estudiante de la escuela de cine de Madrid ECAM que se encargó de la edición. La mayoría de los actores pertenecen a la escuela de interpretación de Granada La seducción. Son doce actores, entre ellos un bebé. Ahora entiendo que muchos me dijeran al principio que, para ser el primer trabajo, este proyecto era un poco inabarcable. Estoy muy agradecida por el trabajo que todos desempeñaron para sacar adelante un proyecto tan íntimo como este.
«Escribí esta historia para dejarla respirar, saqué las cartas de mis abuelos del altillo del armario para que viviesen, otra vez».
TCoH: ¿Tienes pensado mover el corto por festivales?
Lo hago desde que se estrenó. Voy a seguir moviéndolo, quiero que la gente lo vea, que opine, que critique. Ese es el siguiente paso en la vida de este proyecto, que pienso exprimir hasta que pueda. Escribí esta historia para dejarla respirar, saqué las cartas de mis abuelos del altillo del armario para que viviesen, otra vez.
TCoH: ¿Hay previstas más proyecciones del cortometraje?
En principio por temas de tiempo y trabajo no he podido estrenarlo en Madrid, me hacía mucha ilusión proyectarlo allí porque allí nació la idea y porque allí la acogió mucha gente que me ayudó luego a sacarla adelante. Pero por ahora, el corto sólo pasará por festivales. Cuando termine el recorrido podré subirlo online para que lo vea todo el que quiera.
TCoH: ¿Qué opinas de las oportunidades que se les da a los jóvenes que quieren hacer cine?
Hoy nadie da oportunidades, toda la gente de la que me rodeo que se dedica al cine busca sus propias oportunidades, seguir intentándolo en España o fuera. Muchos amigos han tenido que irse y sé que muchos otros acabarán por irse también. Estamos inmersos en el juego este de hacer cine como si fuese un hobby, de autoproducciones. Los jóvenes estamos muy alejados de la industria del cine español (o lo poco que pueda quedar ya de ella). En principio esto puede ser bueno de cara a impulsarnos a defender con ilusión proyectos muy nuestros, como en mi caso un cortometraje tan íntimo, pero con el tiempo, o quizás no hay que esperar mucho para sentirlo, los jóvenes tendremos ganas de que nuestro trabajo se reconozca como tal, como un trabajo y no como una forma de pasar nuestro tiempo libre.
En España no se ve cine español principalmente porque la gente lo desconoce o directamente muchas películas no llegan a muchas ciudades. Yo que soy de Granada me sorprendo cada vez que comparo la cartelera de allí con la de Madrid, por ejemplo, y en Madrid hablo de cines y salas de cine alternativas, claro. Los jóvenes creemos cada vez más en sistemas de distribución, de producción alternativos, más que nada porque no nos dejan tener otra opción. Estoy condicionada, por ser o formar parte de esa oleada de jóvenes que vivimos ahora en España y pasamos el tiempo haciendo cine o hacemos cine de este tiempo, porque nos ha tocado.
TCoH: ¿Cuáles son tus referentes cinematográficos?
Esta pregunta es muy complicada. Cuando intenté pensar el guion en imágenes fueron muchas las secuencias, los planos, los detalles más insignificantes de películas que había visto, que me vinieron a la cabeza. Con Te quise y te estoy queriendo, como dice la canción quise hacer un homenaje muy transparente a esos instantes de mis películas.
Blancanieves de Pablo Berger ha sido un referente en mi proyecto por su puesta en escena. El diseño artístico de esta película nos transporta, en todos y cada uno de sus planos, a Andalucía. Mi objetivo era conseguir, a través del atrezzo, trasladar también al espectador al sur, a un patio, una calle o una casa andaluza. Desde que vi esta película quedé absorta por esa secuencia en la que la abuela le está arreglando el vestido a su nieta mientras la niña baila. Yo, en Te quise y te estoy queriendo, como dice la canción llevé esta escena al momento en que la madre de Rosarito le está arreglando el vestido de boda mientras la joven canta la nana flamenca.
Aguaespejo granadino es otra de las referencias fílmicas que escogí para guiar mi proyecto. Toda la secuencia de los paisajes está basada en la obra de Val del Omar, que con planos fijos de lugares, ya sea de Andalucía o Castilla, lograba mostrar lugares comunes con un encanto especial. Conozco a muchos granadinos que después de ver esta película aseguran no haber visto nunca la ciudad así.
Como referentes cinematográficos, ya aparte del cortometraje, me decanto siempre por los directores contemporáneos porque los veo más cercanos a mí quizás, las películas jóvenes de Jonás Trueba, Mia Hansen- Løve, Mar Coll, Sarah Polley, Juan Barrero… Y otra generación también imprescindible que me ha enseñado mucho: Javier Rebollo, José Luis Guerín, Abbas Kiarostami, Johan van der Keuken, Víctor Erice, Basilio Martín Patino, etc. Estoy muy apegada a los directores españoles, aunque esto no es una lista para dejar fuera a unos y a otros no. Hay muchos directores, muchas películas que, como ya he dicho antes, me han enseñado mucho.
Trayectoria profesional
Plata ha estudiado el doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Ha realizado prácticas profesionales en un periódico local de Granada, en el departamento de arte de la serie El secreto de Puente Viejo de Antena 3 y en el departamento de realización de Cuatro y Telecinco. Actualmente estudia un máster en Investigación de Cine en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Recientemente la joven cineasta ha creado un blog porque ve tantas películas al día que necesita escribir sobre ellas. Para ella es como una terapia.
Plata también ha trabajado como directora de arte en proyectos de amigos de la universidad, como un proyecto que surgió en la escuela de cine de Cataluña ESCAC. Como directora, Te quiero y te estoy queriendo, como dice la canción es su ópera prima. Fue el trabajo final de grado para su carrera de Comunicación Audiovisual. «Llevé hasta el final mi decisión de volver a Granada y rodarlo allí porque para recrear la estética de los escenarios y los diálogos de los personajes, era imprescindible trabajar allí, y hacerlo con actores de allí», concluye la creadora de Te quise y te sigo queriendo, como dice la canción.
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Pies de foto:
[Imagen principal] Andrés Paduano. (2014). La directora, Carolina Plata, y el director de fotografía, Julio Llorente.
[Segunda imagen] Cartel del cortometraje.
[Tercera imagen] Andrés Paduano. (2014). Rodaje de una escena.
Enlaces de interés:
Blog de Carolina Plata.
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