La transmisión del estudio y análisis de nuestra historia se ha hecho siempre de forma compartimentada e independiente, perdiendo así la coherencia y aniquilando la posibilidad de una reacción crítica rápida. Aprendemos a creer que cada uno de nuestros actos no repercute en el otro, que el contexto configura sólo el entorno.
Hace años que te fuiste a una gran ciudad, a trabajar y a vivir en los huecos que te dejan las obligaciones. Fue entonces cuando tuviste que renunciar a muchas cosas y aprender a convivir con otras. Y aquí, en este lugar tan moderno, tan civilizado, tan urbano y tan contaminado, aprendes a desaprender algunas cosas que son tan de la tierra como las palabras que ya nadie usa con la misma gracia que tus abuelos.