La invención del pueblo judío, de Shlomo Sand.
HISTORIA

La invención del pueblo judío, de Shlomo Sand.


    La invención del pueblo judío (The invention of the Jewish People) de Shlomo Sand es una obra que cuestiona a la historiografía sionista respecto a los orígenes del pueblo hebreo. Shlomo Sand es un historiador israelí que ha impartido clases en Tel Aviv, Berkeley y París. Combatió en la Guerra de los Seis Días y milita en el Partido Comunista de Israel. Aunque la obra en su país ha sido acogida con polémica, a nivel internacional ha sido aclamada positivamente por historiadores de renombre como Eric Hobsbawm o Tony Judt.

 

    En la obra se nos plantea las siguientes preguntas: ¿Existe el pueblo judío? ¿Quién es realmente judío? ¿Existió la Diáspora? ¿Quiénes son los palestinos? ¿Descienden los judíos de Europa oriental de los Jázaros? ¿Existió en el pasado la tierra de Israel tal como lo concibe el sionismo?

 

    Sand realiza una concienzuda consulta a fuentes clásicas romanas y judías. Afirma que el sionismo ha corrompido el término religioso de Erezt Israel (Tierra de Israel) que aparece en el Talmud o buena parte de la Biblia. En el mismo, se emplea el término en relación al pueblo espiritual de Israel, compuesto por los practicantes del Judaísmo en las distintas zonas del mundo, no a un lugar físico. El propio historiador judío Flavio Josefo separa el territorio hebreo en el siglo I d. C. en tres zonas: Galilea, Samaria y Judea.

 

    Señala que antes de las revueltas judías contra Roma, el Judaísmo (que no los judíos) se había expandido por la zona mediterránea gracias a una gran labor proselitista. Para probarlo, cita a autores clásicos como Suetonio (Vida de los doce Césares), Josefo (Contra Apión) o Juvenal (Sátiras), los cuales hablan de romanos y griegos que adoptaron costumbres judías. Juvenal y Tácito señalan que los judíos corrompían las nobles costumbres romanas, por lo que a menudo fueron expulsados de Roma.

 

    ¿Había pureza racial entre los judíos de esta época? Es cierto que a los inicios del período del Segundo Templo (siglo VI a. C.), el legislador Esdras prohibió los matrimonios mixtos. Pero hasta la fecha habían sido bastante frecuentes, incluso entre los héroes bíblicos:

Abraham pide a su siervo Eliezer la búsqueda de una esposa para su hijo Isaac entre los caldeos. Moisés se casa con Séfora, una madianita. El rey Salomón contrae matrimonio con la hija de Faraón. E incluso el rey David desciende de una moabita llamada Rut. Claro, que éstas al contraer matrimonio con un hebreo, pasaban a formar parte de Israel. En el libro de Rut, ésta le dice a su suegra Noemí: «Tu pueblo será mi pueblo, y tu dios será mi dios» (Rut, Cap. 1:16).

 

    Tampoco hay que olvidar la conquista de Edom por parte de la dinastía de los Macabeos bajo el reinado de Juan Hircano (siglo II a. C), que «judaizó» a sus habitantes. Había un número elevado de idumeos entre los zelotas que combatieron a Roma y entre los discípulos del rabino Shammai. Incluso hubo un importante idumeo que llegó a gobernar a los judíos: Herodes el Grande.


        «La actual población palestina son los descendientes de los hebreos que vivían en las zonas rurales de la época, aunque con las mezclas que hayan podido experimentar a lo largo del tiempo con otros pueblos».


 

    Uno de los episodios más comentados del libro es el de la Diáspora. ¿Existió tal como se la concibe actualmente? Para Sand, ésta no tuvo lugar. No existe ninguna fuente escrita contemporánea (sea judía o romana) que hable de este hecho. El Imperio Romano, al contrario que los babilonios o los asirios, no practicaban deportaciones masivas, sino que eran partidarios de la asimilación de los pueblos conquistados. No obstante, es totalmente cierto que se les expulsó de Jerusalén y de lugares fortificados. También existió emigraciones de miles de judíos por el Mediterráneo, pero hubo otros que permanecieron en la zona.

 

    ¿Qué ocurrió con los judíos que permanecieron en la zona? En el año 324 d. C, Palestina (nombre que dieron los romanos a esta zona) se convirtió en un protectorado cristiano, y gran parte de sus pobladores se convirtieron a esta fe. Jerusalén era predominantemente cristiana al no poder entrar los judíos en ella. La zona estaba dividida entre cristianos, judíos y algunos grupos considerados heréticos.

 

    Siglos más tarde, con la muerte del Profeta Mahoma, tiene lugar la expansión del Islam. Los musulmanes, al igual que los romanos, no tenían como regla la deportación de los pueblos conquistados. Con la conquista de Siria y Palestina, la población judía se redujo de forma extraordinaria, pero no porque fuera expulsada, sino porque ésta se convirtió al Islam.

 

    Sand, basándose en estos datos, afirma que la actual población palestina son los descendientes de los hebreos que vivían en las zonas rurales de la época, aunque con las mezclas que hayan podido experimentar a lo largo del tiempo con otros pueblos. Esta postura no es original, sino que fue mantenida por historiadores sionistas e incluso por David Ben Gurión, considerado el padre del actual Estado de Israel: «Los agricultores no son descendientes de los conquistadores árabes que capturaron a Eretz Israel y Siria en el siglo VII d. C. Los victoriosos árabes no acabaron con la población agrícola que encontraron en el país. Expulsaron sólo a los gobernantes, aliados de los bizantinos, y no tocó a la población local. Tampoco deseaban asentarse en esos territorios (en los agrarios). En sus anteriores conquistas, los árabes no lo habían hecho (...) Su interés general en las nuevas conquistas fueron puramente políticas, religiosas y materiales; es decir, para gobernar, propagar el Islam y para recaudar nuevos impuestos» [1].

 

    El origen jázaro de los judíos de Europa Oriental es otro de los puntos polémicos. Los Jázaros eran un pueblo búlgaro que adoptó el Judaísmo como religión oficial alrededor del siglo VII. Fueron importantes aliados del Imperio Bizantino y lucharon contra la expansión musulmana. Posteriormente, los mongoles les obligaron a desplazarse hacia Europa Oriental. Los jázaros, por tanto, serían los antepasados de los actuales judíos askhenazíes. Esta postura tampoco es original de Sand, ya que la mantuvieron historiadores judíos como Arthur Koestler o el divulgador Isaac Asimov.

 

    PD: Aunque Shlomo Sand lo señala como un hecho anecdótico, me pareció curioso el dato de que el Estado de Israel fue el primer país del mundo en reconocer la nacionalidad catalana.

 

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Pies de foto:


    [Imagen principal] Carol Jiménez (2014).



Bibliografía:


    SAND, Shlomo, The invention of the Jewish People, Ed, Verso, Londres, 2009.


   

Notasl al pie:


    [1] (David Ben-Gurion and Yitzhak Ben-Zvi, Eretz Israel in the Past and in the Present, Jerusalem: Ben-Zvi, 1979 (in Hebrew), p. 196).

 

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