Ranas hervidas
SOCIEDAD

Ranas hervidas

    Una parábola sobre ranas que se cocinan alegremente en agua hirviendo y la actualidad más candente del panorama nacional. ¿Que qué tiene que ver una cosa con la otra? Te lo explicamos a continuación.

 

    Muchos de los que ahora leen estas líneas quizá conozcan la parábola de la rana hervida. Para refrescar la memoria a los que ya han oído hablar de ella y para poner en situación a los que no la conocen la resumiré brevemente:

 

    Si ponemos una rana en una olla con agua hirviendo, inmediatamente intenta salir. Pero si ponemos la rana en agua a temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura comienza a elevarse, la rana no hace nada, e incluso parece sentirse a gusto. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida, y finalmente se encuentra tan desorientada que no puede saltar para salir de la olla. Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina.

 

    Pues bien, esta parábola representa perfectamente lo que hoy día somos como sociedad. Vivimos en un país en el que aproximadamente el 30% de los niños viven bajo el umbral de la pobreza. Un país en el que se han producido, según la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), 547.996 desahucios desde el año 2007; mientras el número de casas vacías en todo el Estado se estima en unos 3.000.000 aproximadamente. Sí, vivimos en un país en el que el 25% de la población se encuentra en paro indefinido, con el drama consecuente que supone no tener con qué alimentar a tu familia, pagar la luz, el agua ni por supuesto el alquiler. Formamos parte de un sistema en el que unos pocos privilegiados se han enriquecido a costa del dolor, el sufrimiento y la miseria de una gran mayoría.


       «Formamos parte de un sistema en el que unos pocos privilegiados se han enriquecido a costa del dolor, el sufrimiento y la miseria de una gran mayoría». 


    Y aún con todo esto, el portavoz, ministro o presidente del gobierno de turno tiene la desfachatez de manifestarse, cual ente divino, y decirnos (a través de una pantalla de plasma, eso sí, no vaya a ser que a alguien se lo ocurra hacer alguna pregunta incómoda) que hay que incentivar el consumo para que crezca la economía (¿se habrán parado a pensar que sin dinero ni para pagar la luz, no podemos permitirnos consumir la mayoría de las cosas?), que la “recesión” ha terminado y que ahora solo podemos crecer. Y claro, no les falta razón. En realidad las grandes empresas y los grandes bancos, a los que ellos se deben, no han parado de hacerlo en todos estos años. Mientras tanto nosotros, ranas cada vez más obnubiladas que no sabemos muy bien como hemos llegado a la insostenible situación actual, seguimos disfrutando de nuestro, cada vez más caliente, baño mortal.

 

    ¿Será que estamos siendo gobernados por individuos que aparte de vivir en una realidad diferente a la nuestra carecen, a todas luces, de escrúpulo alguno? Parece que la respuesta inequívoca es sí. Y si aparece algún colectivo, organización, persona o partido político con algún atisbo de honor y dignidad, consciente de la realidad en la que se encuentra inmersa la mayoría de la sociedad de este país y que actúe en consecuencia les falta tiempo, a ellos y los medios de comunicación de los que disponen a su antojo, para machacarlo y calumniarlo con todo tipo de infamias. Ya se sabe: aquel que se mueve, no sale en la foto; no vaya a ser que en un momento dado alguno de los anteriormente mencionados, en su afán por devolvernos a la realidad, encuentre la llave del gas y lo abra de golpe, haciéndonos saltar a todos nosotros, pobres ranitas aturdidas, fuera de la olla. Menudo estropicio supondría esto...


        «¿Se habrán parado a pensar que sin dinero ni para pagar la luz, no podemos permitirnos consumir la mayoría de las cosas?»


 

    Descubrí esta parábola y su significado a través de una canción de los canadienses Alexisonfire. El tema en cuestión se llama “Boiled Frogs” de su álbum Crisis. ¿Acaso podría venir más al hilo el título del disco?

 

    Para terminar y como es costumbre me despido dejándoos con el tema en cuestión (https://www.youtube.com/watch?v=pVEM2vU3ohs), no sin antes resaltar algunas de las frases que están más en sintonía con lo que acabo de escribir, como son:

 

    Siempre estoy deseando, siempre demasiado tarde, que las cosas vayan como quiero. Debo estar obviando la clave, esto siempre acaba igual. Debo estar obviando la clave, tú señal se desvanece y todo lo que me queda es el ruido. ( “I'm always wishing, I'm always wishing too late / For things to come my way / It always ends up the same / I must be missing, I must be missing the point / Your signal fades away and all I'm left with is noise.”)

 

    Mi juventud se está esfumando, Seguro en esta monotonía (tan seguro) día tras día. (“My youth is slipping, my youth is slipping away / Safe in monotony, (so safe), day after day.”)

 

    Y por supuesto, la frase esperanzadora, la que debe ser el motor para poner solución a esta situación:

 

    Pero espera, esta noche no dormiré solo otra vez. Hay tanto sobre lo que soñar, tiene que haber algo más para mi vida. (“So wait up, I'm not sleeping alone again tonight / There's so much to dream about, there must be more to my life”)


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Pies de foto: 


[Imagen principal] María Ramos (2014) Ranas hervidas.

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Jesús Henares
Licenciado en Medicina. Melómano empedernido. Amante del ser humano, más de su vertiente humana que de la de ser...
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