El por qué, el cómo y el cuándo.
CULTURA

El por qué, el cómo y el cuándo.

    La transmisión del estudio y análisis de nuestra historia se ha hecho siempre de forma compartimentada e independiente, perdiendo así la coherencia y aniquilando la posibilidad de una reacción crítica rápida. Aprendemos a creer que cada uno de nuestros actos no repercute en el otro, que el contexto configura sólo el entorno.

 

    Somos simples cúmulos de circunstancias, filtros que asimilan información y la transmiten nuevamente como propia. He aquí el punto dónde debemos pararnos y pensar, si es que queremos cambiar algo, esas preguntas tan odiadas por cualquier adolescente estudiante de filosofía: De dónde venimos y hacia dónde vamos.

 

    Etimología es la ciencia (sin entrar en la dicotomía que ello implica) que estudia el origen y evolución de las palabras. Éstas mantienen un constante dinamismo a lo largo de la historia, evolucionando no sólo gráfica y sonoramente, sino también desde el punto de vista de sus acepciones. Cuánto es qué decimos y cuánto, cómo lo decimos.

 

    El lenguaje ha estado estrictamente unido al desarrollo de las sociedades humanas; la transmisión de la cultura, concebida como un saber popular y unificador, es nuestra seña de identidad. Pero hace tiempo ya que el ritmo de vida capitalista (al que siempre le echamos la culpa de todo) rompió esta visión holística de las interrelaciones humanas y el respeto por las viejas historias.

 

    Así pues, podemos y debemos hablar de una retroalimentación inevitable. La reciprocidad entre la comunicación y el desarrollo social.

Pero sin entrar en grandes debates éticos, uno aprende, en sus años de estudio obligatorio, las diferencias entre connotación y denotación, que podríamos resumir como el plano subjetivo y el plano objetivo de cada palabra.

 

    Un ejemplo algo anecdótico quizás, es el uso de la palabra smart en la lengua inglesa. Smart comprende tanto los significados de inteligente, claro y conciso, como de impertinente y elegante; conceptos que quizás veamos reunidos en la idea del Smartphone y que desde luego no podemos negarle a un buen gentleman de las islas.


        «La transmisión de la cultura, concebida como un saber popular y unificador, es nuestra seña de identidad».


    Tal vez entonces, la cultura y el uso del lenguaje no pueden presentarse tan separados como nosotros pretendemos. ¿Aplican ellos este abanico de significados porque corresponden con su entorno o aprenden ese comportamiento porque su lenguaje relaciona inteligencia y elegancia en la misma palabra?

 

    ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Podríamos pedir a esos grandes científicos-historiadores- investigadores-lingüísticos que analizasen la raíz de la palabra hasta sus inicios y desglosasen su historia paso por paso, volviendo entonces a compartimentarla de nuevo.

 

    Pero entonces tendríamos la excusa perfecta para subestimar de nuevo la influencia del lenguaje en nuestra educación y arrancarle a las palabras sus raíces culturales.

 

    Y quiero por favor, que alguien me explique si puede, cómo pretendemos cambiar una sociedad machista y eliminar la violencia de género cuando les estamos enseñando a los niños, desde su más tierna infancia, que cuando algo es la polla va a ser estupendo y cuando algo es un coñazo, no va a haber quien lo aguante.


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Pies de foto:


    [Imagen principal] Ana Pallares (2014). 



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Comentarios
[08 dic 2014 00:58] Epentesis <http://epentesisdotcom.wordpress.com/> escribió:
Ufff el último párrafo sobra...
Ángeles Díaz
Tejedora de historias, si supiera tejer, bebedora compulsiva de té y adicta al concepto del papel.
Raíces
Júlia Solans Viñeta mensual